Xaime Miranda (A Fonsagrada, 1987) - Foto EFE
10 octubre, 2025
Desde que grabó su primer videoclip en el año 2012, la filmografía de Xaime Miranda (A Fonsagrada, 1987) atesora más de una centena de vídeos musicales de bandas gallegas en poco más de una década, un período en el que se ha ido consolidando como una figura de referencia en el sector audiovisual.
Grande Amore, Xoel López, De Ninghures, Ortiga o Carolina Rubirosa son algunos de los nombres que destacan en una colección a la que no dejan de incorporarse nuevas obras, impulsada por el éxito de unos trabajos reconocidos, entre otros lugares, en el Festival de Cans o los premios Mestre Mateo.
No obstante, esta es solo una de las facetas de un creador audiovisual que ambiciona ir más allá y adentrarse en nuevos formatos, algo que corrobora su más reciente cortometraje, ‘Hippocampus’, escrito junto a Nuno García Pico y que ha logrado el galardón de mejor película en la sección oficial de la última edición del Ourense Film Festival (OUFF).
En una entrevista con EFE, Miranda, contento y todavía sorprendido por la buena acogida del corto, comenta que esta nueva aventura es una evolución natural en su trayectoria como creador, siempre activa y dispuesta a experimentar con nuevas posibilidades.
«Nos interesaba hacer algo muy basado en los actores, en los diálogos y en los personajes», explica, sobre una obra de ciencia ficción concebida para hablar de la memoria y también para hacer uso de lenguajes audiovisuales distintos al del videoclip.
‘Hippocampus’ es un proyecto que nace sin el amparo de una productora y que ahora se halla en plena gira de festivales tras alcanzar el reconocimiento del jurado precisamente en una de las citas que hizo despuntar la carrera de Miranda como realizador de videoclips.
Fue el OUFF de 2019 el que premió, tras otras distinciones previas en Cans, su trabajo para dar vida en vídeo a la metalera ‘De bruma e salitre’, del grupo Mileth, un hecho que hizo al cineasta lucense pensar en dedicarse a este sector «de una forma más intensa y más profesional».
Tanto que, desde entonces, ha grabado docenas de videoclips y esta actividad se ha convertido en su principal ocupación: la de vestir con imágenes la música de toda una generación de bandas gallegas atraídas por la popularidad de sus proyectos.
De todo este tiempo, asegura que, ante todo, las lecciones que ha extraído son de «eficiencia a la hora de trabajar», de cómo ajustar las características y pretensiones de un rodaje tras haberse metido, bromea, en «absolutos delirios» de producciones en sus primeras veces.
Pese a que no ha dejado de tener actividad en ningún momento, Miranda no oculta que el suyo es un sector «precario», de presupuestos muy ajustados, y condicionado por los nuevos hábitos de consumo, en los que los formatos cortos de redes sociales restan visibilidad a los vídeos más largos.
Sobre su estilo, señala que, aunque las canciones y las «vibras» de los grupos que se le presentan condicionan en cierta manera sus producciones; sus videoclips son también un lienzo en blanco donde volcar un universo creativo que conjuga mil y una ideas: del ‘body horror’ de Cronenberg a los ‘western’ del Hollywood clásico, pasando por videojuegos o experimentos noventeros.
«Me gusta cambiar de rollo, nunca intento imponer un estilo», dice, algo que acredita una filmografía con multitud de referencias procesadas por quien se define como «inquieto a nivel de gustos» y que se ríe cuando piensa en qué diría su ‘yo’ metalero de quince años si le viese trabajando con grupos de pop a los que seguramente detestaría.
Con respecto de su trayectoria en el mundo de las ficciones audiovisuales, preguntado sobre si llegarán más películas o series, Miranda asegura que tiene «varios proyectos» por desarrollar, todavía en «una fase muy inicial», pero con «bastantes ideas» que explorar en un horizonte a medio y largo plazo.
«Toca encontrar alianzas, compañeros de camino», expone, sabedor de la complejidad de estos procesos después de haber sacado adelante ‘Hippocampus’ con un muy pequeño equipo de producción que, pese a todo, se ha convertido en su primera incursión exitosa en el mundo del cortometraje tras más de una década realizando videoclips.