5 noviembre, 2025
La Galería Manolo Eirín acoge este viernes 7 de noviembre, a las 18:30 horas, la inauguración de la primera exposición individual del escultor lucense Álvaro de la Vega (Lugo, 1954), en un acto que contará con la presencia del propio artista. El encuentro supone una oportunidad para revisar una trayectoria marcada por la experimentación material y la reflexión sobre la persistencia del cuerpo como centro de conocimiento.
Comisariada por Manolo Eirín y Manuel Tuset, la muestra reúne piezas de todas las etapas creativas del artista: desde sus primeros bocetos y tallas en madera hasta esculturas recientes realizadas con caucho reciclado. De la Vega ha trabajado a lo largo de su carrera con materiales tan diversos como la fundición, la cerámica, el papel, el cal o incluso la manteca de cerdo, convirtiendo cada uno de ellos en una superficie donde observar el desgaste y la memoria.
Según explican los organizadores, la exposición reflexiona sobre la persistencia: la del cuerpo, la del gesto manual y la de la materia que se resiste al olvido. En sus obras, incluso los elementos más ásperos o industriales dejan rastro de lo humano. “La madera aún recuerda al árbol; el caucho, la velocidad de la carretera; y el cuerpo… el cuerpo lo recuerda todo”, señala el texto curatorial.
Entre las piezas expuestas destacan dibujos monumentales realizados con grafito y unto de cerdo, mosaicos de papel inspirados en la arquitectura de la capilla de San Caralampio, en la Illa da Toxa, así como esculturas encaladas que evocan el gesto de curar la corteza de los árboles. Completan el recorrido las recientes obras en caucho reciclado de neumáticos, donde lo humano dialoga con lo mecánico como si ambos sobrevivieran a una catástrofe compartida.
La obra de De la Vega se presenta como una conversación directa con la materia, un ejercicio en el que el pensamiento se manifiesta a través de la superficie de las cosas. Sus esculturas pesan, rozan y respiran con una presencia física que se contrapone al avance de lo digital y lo intangible en el mundo contemporáneo.
El artista divide actualmente su trabajo entre su taller de Corcubión y su estudio en Rianxo, donde continúa desarrollando una relación tectónica y artesanal con los materiales. Su aproximación conecta con una concepción ancestral de la creación que, en palabras de Vicente Risco, alude a “el alma de la tierra metida dentro de las cosas”.
La exposición permanecerá abierta en la sede de la galería, situada en la Rúa Estrela 17–19 de Carballo (15100, A Coruña). Se trata de una propuesta que invita al público a tocar —al menos con la mirada— las huellas del tiempo.