4 julio, 2025
A través del fax hemos intentado ponernos en contacto con él, pero se encontraba en Nepal; hemos utilizado el teléfono móvil, pero no tenía cobertura en ese momento; le hemos enviado un fax de nuevo, pero no tenía señal, se encontraba en Perú. De todas formas, no nos hemos dejado vencer en el empeño. Al final, ha sido por medio del correo electrónico –simulando los grandes avances nos hemos puesto en contacto con él–, estaba en Nueva Delhi, la ciudad de los Djinns, como diría el escritor William Dalrymple. Al final, tras unos meses de espera, cuando todo parecía perdido, hemos podido hablar con Manuel Carballal de su último libro. Nos ha llamado desde Granada y nos ha parecido escuchar esa fuerza de tantos y tantos aventureros como él, que tanto admira.
P- ¿Es Manuel Carballal una persona inquieta?
R- Bueno… supongo que sí. Me han llamado cosas peores. Creo que, en el fondo, todos los que estamos en estos temas tan ambiguos y tan difíciles de entender, estamos porque buscamos respuestas y no estamos satisfechos con las versiones oficiales. Supongo que somos un poco inquietos, como antes apuntabas.
P- Cuando abrimos las páginas de tu último libro, ¿podemos hablar de un libro desmitificador?
R- Si te soy sincero, la verdad es que es un libro que a mí me habría gustado leer cuando tenía dieciséis o diecisiete años. Cuando te acercas al mundo del misterio, en muchas ocasiones, o al mundo de las religiones, te encuentras con que, en la mayoría de los casos, muchos autores escriben sus libros basándose en otros libros, con muchas referencias y artículos que a veces no cuentan las cosas como son.
P- ¿En tu caso concreto, qué pasó realmente?
R- Cierto día tienes la posibilidad de ir a esos sitios, de ver con tus propios ojos esos misterios que te han contado cuando eras un adolescente. Intentas, como te digo, ver qué hay de cierto y cuando viajas a grandes países como Perú, o la India, o el mismo Egipto, de repente descubres que las cosas no son como te las han contado y, sobre todo, si en algunos casos aplicas algunas ciencias.
P- Curioso: me hablas de ciencia…
R- De unas ciencias que pueden tener una cierta utilidad dentro de la criminalística, que es lo que he intentado hacer yo en este libro. Al intentar resolver esos misterios te asombras y te das cuenta de que, gracias a Dios, nosotros, las personas de nuestra generación, tenemos unos instrumentos y unas herramientas que no han tenido generaciones anteriores.
P- Según algunos, la ciencia avanza…
R- Me has quitado la palabra de la boca. Cada vez la ciencia avanza más. En el campo de la investigación policial ocurre esto: se están resolviendo grandes casos de investigación criminal que no se han podido resolver anteriormente. Ahora se puede aplicar el ADN y la genética, podemos aplicar la criminalística en la investigación policial.
Cada vez tenemos más instrumentos. Podemos utilizar la fotografía por satélite o los análisis químicos de muestras arqueológicas y cada vez sabremos más. Nuestros hijos y nuestros nietos tendrán más herramientas, podrán, fíjate tú, descubrir más cosas que nosotros ahora no conocemos. Muchos misterios que todavía lo siguen siendo hoy, serán resueltos dentro de unos años.
P- Las librerías están llenas de muchos autores que nos venden una idea de esos países. Hablamos de Egipto, de la India. ¿Hasta qué punto en tus viajes ha sido así?
R- Todos somos distintos, tenemos una experiencia y una educación diferente y filtramos la realidad desde nuestras propias experiencias personales, desde nuestras creencias. Y en cada viaje, por ponerte un ejemplo, un alemán, un guiri que viaje a España, pues no tendrá una percepción de España igual que la que puede tener tu vecino o la que puede tener un musulmán que viene a nuestro país.
P- ¿Aclárame un poco esto?
R- Cada persona tendrá unas percepciones diferentes. Para el guiri que viene de vacaciones, España es un lugar de fiesta, en donde, como decían antes, todos los españoles somos toreros y todas las españolas bailan flamenco y los hombres llevamos todos un capote debajo del brazo, bebemos vino y tocamos las palmas. Esa será su percepción de España. Y es lo que describirá a su vecino y a su país cuando llegue a su destino y enseñe las fotos de su viaje.
P- Pero pones otros ejemplos…
R- ¡Desde luego! Para un subsahariano, a lo mejor España es un lugar muy frío en comparación con el lugar de donde viene, o, para un musulmán, todo el mundo es un pecador, pues basa su alimentación en comer carne de cerdo de todas las formas inimaginables, ha llegado al país del chorizo y del tocino.
P- Una pregunta un tanto filosófica: ¿qué busca el hombre?
R- Hilándolo con la pregunta anterior, muchas personas viajan a lugares como la India o Perú, sobre todo hablamos de personas que lo hacen en viajes organizados de quince días, para pasarlo bien, y para buscar la espiritualidad, pues probablemente la encuentran, porque tú encuentras lo que buscas.
Si en lugar de limitarte a ese paquete que te vende la agencia de viajes, intentas integrarte en su cultura y ver todos sus matices, verás que en ningún lugar del mundo existe mejor espiritualidad que en nuestro propio país. En la India, en Mongolia, en Egipto, en Perú; en todos los lugares del mundo hay personas tan buenas y tan malas como las que hay aquí. Como los que existen aquí, hay misterios tan absurdos o tan fascinantes. En el fondo, y es a lo que voy: no vamos a encontrar nada que no podamos encontrar en nuestro propio mundo. Es lógico, por otra parte, que lo exótico, lo diferente, nos llame la atención, nos fascina más – es cierto. Ahora, si no estás un poco alerta, es fácil caer en esa subjetividad.
P- Mauritania: el islam y los guerreros de Alá. Cuentas…
R- Muchas anécdotas en ese librillo de cuatrocientas páginas que me llamaron mucho la atención. En monasterios budistas, por ejemplo, en Mongolia, o en áshram hindúes, ves a personas que tienen tanta espiritualidad o ninguna como pueda tenerla cualquier sacerdote de nuestra tierra. A la conclusión a la que llegas cuando viajas por el mundo, y este libro que tienes en tus manos es un poco eso: todos los seres humanos somos profundamente iguales para bien o para mal.
P- Volviendo a preguntas anteriores –insisto–: ¿qué tienen esos sitios para que nos sigan fascinando?
R- Cualquier cosa que es distinta a nuestro mundo es fascinante. Es tan diferente la cultura hindú que es lógico que nos fascine. Tenemos además la herencia de toda una tradición literaria, desde principios del siglo XX. Acordémonos que la India fue una colonia británica, nos llegaban, desde allá, todo tipo de crónicas y de inscripciones de los grandes viajeros. Es en Londres donde surge la sociedad espiritista, la teosofía y además esa nueva espiritualidad que marcó una nueva era en el siglo XX.
P- ¿Y surgen nombres?
R- Nombres que, además de ser ocultistas, eran grandes viajeros: Madame Blavatsky y Annie Besant, una mujer a la que no se le ha reconocido suficiente su gran labor en la independencia de la India, o Aleister Crowley que recorrió toda la India, ascendió a los Himalayas en Nepal y su bibliografía influyó a todos los que vinieron después.
P- ¿El hecho de que la India fuese una colonia británica, influyó?
R- Santones y gurús de la India han tenido más acceso a Occidente y han podido ser conocidos por los colonos británicos y, posteriormente, por el resto de Europa. De hecho, es cierto, también existían unos principios sociales en ciertos matices de la espiritualidad hindú que pueden ser muy interesantes y atractivos para el occidental.
P- Hacemos, entonces, una reflexión:
R- Si nos paramos a pensar un poco y dejamos que no nos cieguen las túnicas de colores, los cantos y los tambores y somos objetivos. En el fondo, la India también ha sido la cuna del racismo, ha inspirado este país a todo el esoterismo nazi, esos principios xenófobos y racistas del esoterismo nazi que se basan en el sistema de castas del brahmanismo, algo terriblemente cruel.
La creencia en la reencarnación en la India, esta es mi teoría, es un consuelo lógico y razonable para personas que saben que nunca van a salir de la clase en la que están. Sobre todo, cuando hablamos de las clases sociales más bajas: los intocables. Estas personas tienen que tener algún consuelo, sobre todo el pensar que en otra vida van a vivir mejor, pues saben que en esta existencia lo único que les espera es la marginalidad y el sufrimiento social y absoluto.
P- Hablas con fuerza, con un sentimiento…
R- Aun, fíjate tú –me dice–, existen cosas como el sati, el sacrificio de la esposa, quemándola en la misma hoguera en la que se quema el cadáver de su marido. Existe una huella de racismo; una miseria y una pobreza espeluznante que ves en todas las ciudades de la India, mientras las vacas siguen pastando a su aire. He visto cosas que te chocan mucho y que no son muy razonables.
P- Le recuerdo a Manuel Carballal y a los lectores de Galicia Hoxe que en estas mismas páginas ya hemos tratado esa otra India…
R- ¡Es cierto lo que dices! En todas las civilizaciones antiguas hay una tradición y este es otro de los pilares del libro, no solo en la India. Lo que podemos aprender de nuestros mayores. Los vemos como personas desfasadas en este mundo de la videoconsola y de la rapidez y creemos que ya no pueden enseñarnos nada y esto no es verdad. Al convivir con estas culturas y con estos ancianos te das cuenta de lo que saben, que es mucho.
P- ¿Muchos de los misterios de los que estamos hablando dentro de lo llamado paranormal, seguimos viéndolos como misteriosos?
R- A lo largo de la historia, estas civilizaciones que llamamos antiguas y sus ciudades que aun hoy en muchos casos las podemos ver, han estado civilizadas durante mucho tiempo; han tenido personas que han vivido en ellas.
P- ¿Y ciudades?
R- Las cuales actualmente tienen mucho que enseñarnos. Cuando convives con los brahmanes de la India, o con los hombres azules, tuareg del Sahara, te das cuenta que tienen unos conocimientos científicos extraordinarios, basados en la experiencia y en la observación que son las bases fundamentales de la ciencia.
P- ¿Cómo han podido sobrevivir?
R- En condiciones adversas a base de ingenio, y si no lo hacían, morían y desaparecían. Gracias a unas técnicas que al convivir con ellos descubres y te das cuenta de que son pura ciencia aplicada. Pero, muchas veces, los autores de libros de misterio que han tenido un contacto, pero muy superficial con esas culturas, se preguntan: ¿bueno, cómo es posible que los egipcios construyesen las pirámides?, ¿cómo es posible que existiesen las pistas de Nazca? Pues fue posible, porque tenían muchos más conocimientos científicos de los que nosotros creemos y a veces somos un poco pedantes al contemplar esas culturas.
P- Dicen que la información es poder. En un programa de televisión un señor hablaba de que había conseguido una antigua madera que era supuestamente del Arca de la Alianza…
P- ¿Pasa lo mismo en las religiones orientales?
R- ¡Ocurre exactamente igual! En el mundo del budismo, en el mundo del Islam; hay muchas reliquias en la vida de Mahoma o del Buda o del dios Krishna. Y respondiendo a tu pregunta inicial: decir que en cuanto al Arca de Noé hay muchas expediciones que se han hecho tanto al monte Ararat en Turquía como a otros supuestos lugares. No hay un consenso y esto nos lleva a otras partes del libro.
P- ¿A qué te refieres?
R- A los misterios de las religiones, que es un poco el hilo conductor en ese viaje alrededor del mundo. Ha habido muchos aventureros, curiosos, sinceros, los cuales llevados por sus propias creencias religiosas o por sus propias angustias religiosas han intentado encontrar pruebas que avalasen las descripciones de los evangelios. Así nació una disciplina que se llama arqueología bíblica.
P- Lo curioso de todo es que esa disciplina nació en el seno del Vaticano, de la propia Iglesia Católica…
R- No olvides que muchos protestantes se apuntaron también a esta moda. La mayoría de las excavaciones arqueológicas bíblicas se encuentran en Palestina o en Israel y han podido ratificar con descubrimientos arqueológicos cosas que aparecen escritas tanto en el Nuevo como en el Viejo Testamento.
P- Una pregunta que tengo que hacerte: ¿Y el magisterio de la Iglesia?
R- Los descubrimientos arqueológicos contradicen las descripciones literales de los evangelios. Ni ninguna religión del mundo, ni ningún libro revelado, ni los evangelios, son textos periodísticos. Al hablar del Corán o del Talmud o del Mahabharata, del cual, como sabes, forma parte la Bhagavad-gita, estamos hablando de libros que en un principio han sido traducciones orales y durante años pasaron de boca en boca. No los podemos utilizar como un relato periodístico.
P- ¿Ha habido muchas interpelaciones?
R- Es sumamente interesante lo que dices. A lo largo de la historia, muchos aventureros han intentado encontrar elementos como el Arca de Noé o el Arca de la Alianza, o las Tablas de la Ley que aparecen en tantos escritos religiosos. Normalmente han fracasado, o han encontrado cosas que ellos han interpretado como ese elemento religioso, o ese hallazgo bíblico, pero muchos de ellos no lo comparten. Ese es uno de los motivos por los cuales nos encontramos que existen montones de Arcas de Noé y muchos clavos de Cristo.
La principal ayuda que yo recibí para hacer este libro fueron los misioneros cristianos. Cuando viajas por ahí –es un consejo que doy–, creo que es una buena idea asesorarse antes en el Centro Misional de Madrid, tanto de la Iglesia Católica como de la Comunidad Protestante, no hay mucha diferencia. En cualquier parte del mundo hay misioneros musulmanes, o misioneros protestantes. Los misioneros cristianos tienen una enorme virtud. Nosotros nos imaginamos a unos misioneros como estas monjitas, unas hermanas blancas y frágiles, menuditas como estos jesuitas o estos capuchinos.
P- ¿En tu opinión?
R- Los misioneros son los aventureros más intrépidos, más audaces y más valientes que un viajero se puede encontrar, pero desde tiempos de Jesús. Cuando muere Jesús y envía a sus doce apóstoles a predicar por el mundo. Esos primeros apóstoles y los que vinieron después son los auténticos Indiana Jones.
P- ¿Hablamos de historia?
R- Casos como el de San Francisco Javier en la India, por ejemplo, son tratados como verdaderos aventureros, casi suicidas que se van a lugares remotos y que en muchas ocasiones han perdido la vida. Encontrarse en territorios en guerra, sin conocer las costumbres o el idioma.
P- ¿Y muchos de ellos?
R- Llegaron a esos lugares remotos con la vocación de las conversiones para llevar la palabra de Dios y conseguir conversos al cristianismo y se encontraron con terribles dramas sociales, con la hambruna y los más consecuentes han acabado siendo en muchas ocasiones los grandes pioneros de estas grandes causas sociales como el que tú mismo conoces, Vicente Ferrer en la India.
P- ¿Y la magia?
R- Esos grandes misioneros al convivir en esos lugares, en lugar de buscar conversiones, terminaron siendo depositarios de los grandes secretos de los chamanes, o de los ancianos y descubriendo grandes lugares arqueológicos. Muchos de ellos, «el doctor Livingstone supongo» y por eso para nosotros los viajeros del siglo XXI son una gran fuente de información.
Es autor de varios libros: “El diablo, el síndrome del maligno” coautor junto con Gabriel Carrión, “Los expedientes secretos, el CESID, el control de las creencias y los fenómenos inexplicables” (E. Planeta). Estudió criminología y teología, especializándose en la criminalidad asociada a las creencias religiosas y su último libro “El Secreto de los Dioses” (Martínez Roca).
“Si tuviera que decir algo, no me atrevería a decir lo que es correcto de lo que es incorrecto. Ahora creo que es bueno ver y conocer a personas que no piensan como nosotros, que son tan buenas o tan malas como nosotros, pero que tienen tradiciones y unas culturas muy distintas a las nuestras, pues de los diferentes a nosotros es de los que aprendemos. Es muy importante acercarse a esas culturas con la mente muy abierta”.