Instalaciones del Parque de Bomberos de Santiago - Foto DS
27 octubre, 2025
Por primera vez desde 1921, el Parque de Bomberos de Santiago de Compostela -capital de Galicia, ciudad Patrimonio de la Humanidad y meta de peregrinación mundial- permanecerá inoperativo por falta de personal.
La ciudad se ha quedado sin servicio de bomberos operativo por cuenta propia, en un hecho sin precedentes.
En la práctica, Santiago solo podría recibir cobertura parcial a través de otros equipos que el 112 pudiese coordinar desde parques vecinos como Ordes, Arzúa o Santa Comba, lo que supondría una respuesta extraordinaria, limitada y con tiempos de reacción mucho más lentos.
En este momento, el parque cuenta con solo tres bomberos de servicio y ningún mando operativo, cuando debería disponer de al menos nueve profesionales y dos mandos para cubrir una jornada con seguridad.
Los profesionales acumulan trabajando una media de 72 horas semanales, sumando horas extras de turnos sin refuerzos ni sustituciones.
A esta problemática no se llega por decisión propia, sino por pura imposibilidad operativa. Las carencias son tales que arrastran esta situación desde hace más de un año; las bajas médicas, vacaciones sin cubrir y otros imprevistos han llevado el sistema al límite, hasta dejarlo hoy completamente bloqueado.
El Parque de Bomberos de Santiago ha venido denunciando esta circunstancia de manera reiterada, sin que el Ayuntamiento de Santiago haya adoptado medidas efectivas.
Años de mala gestión, falta de previsión y desinterés político han desembocado en lo que hoy ya es una crisis de seguridad pública.
La imagen es tan simbólica como preocupante; la ciudad prácticamente ha quedado sin protección frente al fuego o cualquier otra emergencia.
Mientras tanto, los bomberos piden lo mínimo: recursos humanos y materiales suficientes, una planificación realista y condiciones laborales que les permitan cumplir su misión sin poner en riesgo su vida ni la de los demás.
Lo que ocurre no es un incidente puntual, sino el resultado directo de una irresponsabilidad institucional prolongada en el tiempo.
Hoy, Santiago está desprotegida, y la pregunta vuelve a ser inevitable: ¿Hasta cuándo va a durar esta negligencia?