16 octubre, 2024
El fallecimiento de José Manuel Fernández Castiñeiras marca el cierre de uno de los episodios más polémicos en la historia reciente de la Catedral de Santiago. Exelectricista del templo y responsable del robo del ‘Códice Calixtino’ en 2011, Fernández Castiñeiras falleció en febrero tras un prolongado deterioro de su salud, durante el cual fue atendido por su esposa, Remedios Nieto, debido a las secuelas de varios ictus. Nieto había revelado a finales de 2022 en una entrevista que su esposo se encontraba en estado crítico, inmovilizado y sin capacidad para hablar. A raíz de un ictus severo, se le había concedido el tercer grado penitenciario en 2021.
José Antonio Montero, abogado que representó a la Catedral en el caso, confirmó recientemente el fallecimiento de Fernández Castiñeiras. Esto implica la extinción de su responsabilidad penal, por lo que la Iglesia ya no podrá recuperar la totalidad del dinero robado. Su esposa, también condenada por blanqueo de capitales, continúa pagando de manera lenta las multas impuestas, deducidas de su pensión de jubilación.
El robo, que ascendió a más de 2,4 millones de euros, fue uno de los más cuantiosos de la historia de la Catedral. Aunque las autoridades recuperaron 1,7 millones de euros durante los registros en las propiedades de Fernández Castiñeiras, aún quedaban pendientes más de 750.000 euros al momento de la sentencia. Además, tanto él como su esposa fueron multados con 268.425 euros cada uno por el delito de blanqueo de capitales. A pesar de que algunas voces en el entorno eclesiástico sugirieron que parte del dinero robado podría estar escondido, la policía concluyó la investigación tras hallar importantes sumas de dinero en sus propiedades.
El robo del ‘Códice Calixtino’ fue motivado, según Castiñeiras, por una venganza personal contra el deán de la Catedral, José María Fernández, a quien acusaba de no regularizar su situación laboral tras 20 años de servicio. A pesar de haber sido despedido, el exelectricista continuó frecuentando el templo gracias a un juego de llaves del archivo que había conservado, lo que facilitó el robo. El ‘Códice’ fue recuperado en 2012 en un garaje propiedad de Castiñeiras, envuelto en periódicos dentro de un saco de pienso.
Los últimos años de la vida de Fernández Castiñeiras transcurrieron en su casa, bajo el cuidado de su esposa, en una situación de salud muy delicada. Su muerte cierra definitivamente un capítulo oscuro, aunque muchos de los secretos que guardaba sobre el robo y su tiempo en la Catedral probablemente se hayan ido con él a la tumba.
Fernández Castiñeiras, conocido por su carácter reservado y distante, poseía información privilegiada sobre la vida interna de la Catedral. En una carta al juez insinuó que guardaba secretos importantes sobre sus antiguos compañeros, y su esposa confirmó que muchos de esos misterios se irían con él a la tumba. Hasta el día de hoy, el paradero del dinero que falta sigue siendo un enigma.