11 abril, 2024
Días atrás, hablábamos en este mismo diario acerca de los servicios de inteligencia estadounidenses, más concretamente la Agencia Central de Inteligencia (CIA), y su relación con Galicia. Gracias a ello pudimos descubrir infinidad de curiosidades acerca de cómo la mayor potencia mundial monitoreaba de cerca y tomaba buena nota de todo lo que acontecía en la comunidad gallega, a través de múltiples dosiers y documentos que recogen asuntos tan diversos como los planes del Partido Comunista o las guerrilla gallega, pasando también por los análisis de grandes, y diversas, figuras del ámbito político como uno de los padres del nacionalismo gallego, Alfonso Castelao, o grandes de la transición española como Manuel Fraga o Pío Cabanillas.
Estos documentos que la propia CIA desclasifica periódicamente no solo cuentan con un significativo valor histórico, sino que también nos permiten analizar y observar el contexto y la historia gallega desde la perspectiva norteamericana.
La gran cantidad de menciones y referencias a la comunidad gallega en los archivos de la CIA nos ha permitido explorar un poco más en esta dirección, por lo que, en nuestro afán de ir un poco más allá, hemos pasado del entorno autonómico al local.
Al igual que en su momento acudimos a los archivos de los servicios de inteligencia más poderosos de todo el planeta para saber todo cuanto conocían de Galicia, ahora hemos decidido hacer lo propio con su capital, Santiago de Compostela. Y sí, como no podía ser de otra forma, un aparato de la dimensión y la capacidad del de la CIA estaba perfectamente informada de la realidad compostelana.
CAPITAL BAJO VIGILANCIA
La información militar es uno de los grandes frentes en los que trabajan los servicios de inteligencia. En el caso estadounidense, esto suponía realizar un seguimiento exhaustivo de las capacidades, estructura, ubicación o movimientos de las fuerzas del entorno. En esta línea, y gracias a ese seguimiento, podemos saber que el 22 de abril de 1947 la CIA registraba estos datos a través de un documento titulado Ubicación de unidades del ejército español. En él podemos leer como por aquel entonces en la capital compostelana se encontraba el 28º Regimiento de artillería.
En cuanto a las infraestucturas, los EEUU se encargaron de registrar las cifras de las que se hacía eco un artículo de La Gaceta del Norte de 1953. “En 1952; Los aeropuertos españoles manejaron 56.000 aviones, que transportaron 1.100.000 pasajeros, 1.500.000 kilogramos de correo y 18 millones de kilogramos de carga. El Ministro afirmó que la construcción de aeropuertos para hacer frente al aumento del tráfico aéreo civil en todos los rincones del mundo es un problema nacional e internacional urgente”, recoge el documento titulado Transporte económico, tráfico aéreo civil, aeropuertos, así como que “el ministro afirmó que en Vigo se construirá un aeropuerto que se utilizará en septiembre. Se construirá una pista de aterrizaje en La Toja. Se abordará esta pista desde el mar para evitar las nubes y la niebla que prevalecen en la zona de esta área. En Asturias se está construyendo un aeropuerto en Llanera, que se complementará con otro en Santiago de Compostela”.
Por otro lado, los grupos y células terroristas representaban una amenaza de la que las fuerzas norteamericanas no quitaban el ojo de encima. Incluso, la agencia estadounidense elaboraba un dosier exclusivo sobre este asunto, titulado Terrorist Review , en el que recoge todos los ataques o incidentes relacionados con este tipo de organizaciones alrededor mundo. Con fecha del 1 de septiembre de 1996, el documento menciona varios sucesos destacados de unos días atrás, en un verano en el que la banda terrorista ETA colocó varios explosivos en algunos de los puntos más turísticos de la geografía gallega. Santiago fue uno de ellos.
“La policía desactivó un artefacto explosivo encontrado dentro de una iglesia histórica en Santiago de Compostela el 21 de agosto. Nadie se atribuyó la responsabilidad, pero las autoridades detuvieron a un presunto miembro de ETA en relación con el intento de atentado”, afirma el informe, que más adelante prosigue, en relación a ese mismo día 21, “las autoridades desactivaron una bomba colocada en el jardín de un hotel estatal (Parador) de Bayona el 23 de agosto. En una llamada telefónica a una comisaría local, ETA alertó a los agentes y reivindicó el dispositivo, considerando que ETA es responsable del atentado”.
Otra guerra que los estadounidenses estaban decididos a emprender era la ideológica, o al menos, sí que tomaban buena nota de lo que sucedía a este respecto. Así lo demuestra un revelador documento del 26 de agosto de 1946. Bajo el título de Propaganda anti Estados Unidos patrocinada por nacionalistas argentinos, la CIA recoge los movimientos de personal docente de la USC. «El Dr. Camilo Barcia Trelles de la Universidad de Santiago de Compostela, España, se encuentra ahora en Buenos Aires para impartir una serie de conferencias en la Facultad de Derecho y Ciencias. Sociales. Barcia fue contratado por el líder nacionalista argentino, Dr. José María de la Rosa, para discutir «El aislacionismo norteamericano», «La Carta de las Naciones Unidas» y «Las Islas Malvinas”. Por cada conferencia se le pagan 500 pesos además de todos los gastos de viaje», apunta.