La Catedral celebra Todos los Santos con la misa presidida por monseñor Prieto Fernández y un mensaje sobre santidad y fraternidad

La Catedral de Santiago acogió este sábado la tradicional Misa estacional con motivo de la Solemnidad de Todos los Santos, una celebración que reunió a numerosos fieles y peregrinos en el corazón de la ciudad. La eucaristía, que comenzó a las 11:40 horas, estuvo presidida por el arzobispo de Santiago, monseñor Francisco José Prieto Fernández, y concelebrada por sacerdotes y miembros del cabildo catedralicio, mientras que el acompañamiento musical corrió a cargo del coro Cardenal Quiroga, que aportó solemnidad y recogimiento a la ceremonia.

En su homilía, monseñor Prieto Fernández destacó que la vida cristiana debe entenderse como un camino de esperanza y plenitud, donde la santidad no se limita a las figuras canonizadas por la Iglesia, sino que también se manifiesta en las vidas de “los santos de la puerta de al lado”: padres, madres, trabajadores y creyentes que, con sencillez y entrega, hacen de su vida un testimonio de amor y generosidad, siguiendo la enseñanza del papa Francisco.

El arzobispo subrayó además la importancia de reconocer a Cristo en los demás, afirmando que “solo en el prójimo reconocemos a ese Cristo que viene a nosotros hoy hecho palabra, pan de Eucaristía y nos espera en el hermano”. Según monseñor Prieto, la verdadera esperanza cristiana no consiste en evadirse del mundo, sino en transformarlo a través de la fe, la misericordia y la justicia.

Durante su intervención, el prelado hizo referencia a las Bienaventuranzas proclamadas en el Evangelio del día, recordando que no son un simple código ético, sino “el rostro mismo de Dios reflejado en el rostro de los santos”. Asimismo, citó el reciente documento del papa León, Dilexi te, en el que se afirma que la verdadera medida del amor cristiano se manifiesta en el servicio a los más olvidados: “He ahí el camino de la santificación. He ahí el camino de los santos”, enfatizó.

Tal y como destacó el arzobispo, la celebración de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos, que se extiende durante estos días, ofrece a los cristianos la oportunidad de renovar su fe y mantener viva la memoria de quienes han partido, confiando en la vida eterna.

Es así que a lo largo de toda esta jornada de sábado y en toda la Archidiócesis de Santiago, templos y cementerios se llenan de fieles que depositan flores, encienden velas y elevan oraciones, gestos que combinan nostalgia, gratitud y esperanza.