8 octubre, 2025
El Colegio de Fonseca acogió este miércoles el acto central del Día de la Ciencia en Galicia, organizado por la Real Academia Gallega de Ciencias (RAGC), que tuvo como protagonista a Fernando Calvet i Prats, reconocido químico y profesor de la Universidad de Santiago de Compostela (USC).
“Fue un absoluto transformador de la Universidad”, destacó el rector de la USC, Antonio López Díaz, al recordar la trayectoria de Calvet i Prats (Vilafranca del Penedès, Barcelona, 1903 – Barcelona, 1988), considerado el introductore de la bioquímica moderna en España, modernizador de la química orgánica en Galicia y pionero de la investigación científica en la USC durante los años treinta.
El acto incluyó un relatorio a cargo de Manuel Freire Rama, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la USC y académico de la RAGC, titulado “Una semblanza de la actividad científica de Fernando Calvet”, así como la proyección de un vídeo sobre la vida y los logros del científico. La sesión contó con la presencia de autoridades universitarias, como los rectores de la UDC y la UVigo, Ricardo Cao y Manuel Reigosa; de la directora de la Agencia Gallega de Innovación, Carmen Cotelo; y de representantes políticos y culturales, entre ellos la alcaldesa de Santiago, Goretti Sanmartín.
En 1929, con solo 26 años, Calvet i Prats obtuvo la cátedra de Química Orgánica de la Facultad de Ciencias de la USC. Poco después recibió una beca de la Fundación Rockefeller para trabajar en Múnich bajo la dirección del premio Nobel Heinrich Wieland, especializándose en la química de los alcaloides. A su regreso a Santiago, en 1930, fundó laboratorios modernos de Química Orgánica y de investigación, creando un grupo pionero en Galicia, comparable con los mejores de España.
A partir de 1934, su investigación comenzó a orientarse hacia la aplicación de la química a sectores económicos estratégicos, como la pesca y la industria farmacéutica, y se incorporó como director científico al Instituto Bioquímico Miguel Servet, en Vigo. En 1935 viajó a Estocolmo para trabajar junto al premio Nobel Von Euler, uno de los padres de la bioquímica europea.
El estallido de la Guerra Civil lo sorprendió en Vigo, donde fue destituido de su cátedra. Para evitar represalias, regresó a Estocolmo y posteriormente trabajó en la facultad de Medicina de Edimburgo. En 1938 negoció con las autoridades franquistas su regreso a España, pero fue detenido en la cárcel de Tui.
Tras su liberación, retomó sus investigaciones en los laboratorios Miguel Servet, que posteriormente se integrarían en los laboratorios Zeltia de O Porriño. Bajo su dirección, Zeltia patentó más de diez especialidades farmacéuticas en poco más de un año, incluyendo fármacos hepáticos, insulina y vitaminas.
Finalmente, en 1944, se resolvió su situación docente. Después de pasar por las universidades de Salamanca y Oviedo, se incorporó a la Universidad de Barcelona, donde fundó un destacado grupo de investigación y colaboró como asesor científico-técnico en diversas empresas farmacéuticas. También trabajó en Estados Unidos, en el Brooklyn Polytechnic Institute y en la Universidad de Nueva York, estudiando el metabolismo de las células hepáticas.