22 octubre, 2025
Fue desde este mismo diario cuando hace escasos meses nos hacíamos eco del relato y las imágenes aportadas por Sergio, compostelano que entonces denunció que le habían destrozado la luna trasera de su coche para robarle unos pocos objetos del maletero en una pista próxima a la Rúa de Sar. El suceso, aparentemente aislado, tuvo lugar en una pista poco transitada donde el afectado solía aparcar cada mañana antes de ir a trabajar. “No me esperaba algo así en un lugar tan tranquilo y a plena luz del día”, relató entonces a Diario de Santiago.
Sin embargo, lo que parecía un hecho puntual se ha convertido en un patrón. En los últimos días, tanto de nuevo el propio Sergio como otros vecinos decidieron ponerse en contacto para remitirnos nuevas y reveladoras fotografías.
Precisamente en el mismo lugar pueden verse varios coches con cristales rotos y restos de vidrio esparcidos por el suelo. Según su relato, los ataques se repiten con un mismo modus operandi: romper los cristales de los vehículos para sustraer lo que haya dentro, sin importar el valor.
A través de esta «segunda» denuncia, Sergio insiste en que estos episodios se han convertido ya en «algo habitual”, asegurando haber visto al menos en tres ocasiones distintos vehículos dañados en esa pista, en algunos casos a mediodía, cuando aún hay gente circulando por las inmediaciones.
La vía, que conecta parte baja de Sar con la zona verde del río, se ha convertido en un aparcamiento improvisado por su discreción y facilidad de acceso. Precisamente ese aislamiento, sumado a la falta de vigilancia, podría haberla convertido en un punto de atracción para los ladrones.

Robos en coches en una pista del barrio de Sar, en Santiago de Compostela
Los afectados, empezando por Sergio, reclaman ahora más presencia policial y medidas de prevención en el entorno, así como una mayor iluminación en la pista, que permanece en penumbra durante buena parte del día. “Por lo menos, que la gente lo sepa y tenga cuidado si aparca allí”, advertía Sergio, quien en su día incluso tomó fotografías y registró la ubicación del lugar en Google Maps como una forma de alertar a otros compostelanos.