20 octubre, 2024
La Policía Local de Santiago (cariñosamente denominada “mancontros” hace algún tiempo ante la respuesta de uno de sus miembros para decir dónde se encontraba), realiza un trabajo muy eficiente. Los efectivos rondan la cifra de 180 y en breve acumularán medio centenar más, vieja aspiración de sus responsables. Se supone que para reforzar los servicios demandados por la capital de Galicia, sede de las instituciones autonómicas, uno de los tres grandes centros de la cristiandad y el “tirón” de los peregrinos de los cinco continentes para abrazar al Apóstol, aparte el trasiego de visitantes que a lo largo de estos casi diez meses rozaron cifras récord, al margen de los años santos.
A diario, el gabinete de prensa del concello emite unos “partes” en los que se detallan las incidencias detectadas durante las 24 horas de servicio; desde un accidente de circulación, una prueba de drogas en un vehículo con resultado positivo, un mercado ambulante sin autorización, colaboración con bomberos en un incendio y una sanción por orinar en la calle (día de intensa actividad, del 28 al 29 de agosto pasado). Contrastan estos datos con otro más reciente (del 15 al 16 de octubre) en el que solo se produjeron dos accidentes de tráfico, un pequeño incendio en Pescadería Vella, dos propuestas de sanción por orinar en la calle y visita a una vivienda con ruidos y resultado negativo. Algún dato incívico, pruebas de droga o tasas de alcohol, daños en un colector, fiestas en otros pisos, unas cuantas manifestaciones…y pare usted de contar.
Aldous Huxley, en su mundo feliz, podría inspirarse en la tranquilidad compostelana para escribir otro libro en el que no se necesitara soma para que todo se convierta en aquí paz y allá gloria. Bendita tranquilidad