5 septiembre, 2024
1565.- Reúnense en Salamanca los obispos convocados por el arzobispo de Santiago para un Concilio, cuyas sesiones empiezan el día 8.
Con la finalidad de llevar a las respectivas diócesis los mandatos emanados del Concilio de Trento, toda España celebra entre 1565 y 1566 los respectivos Concilios provinciales que en el caso de la Archidiócesis compostelana hubo de ser trasladado a la ciudad de Salamanca porque Compostela atravesaba en aquellas fechas un grave problema de peste. El Concilio fue presidido por el arzobispo Gaspar de Zúñiga y Avellaneda. De su relevancia hablaba uno de los obispos presentes, Diego de Salamanca, obispo de Ciudad Rodrigo, al señalar que “El concilio de Santiago, que se celebró en Salamanca, fue el más solemne de España, porque en él concurrimos doce obispos sufragáneos y dos agregados y el arzobispo”.
En efecto, la provincia compostelana era la metrópoli más extensa y con más obispos sufragáneos de las metrópolis ibéricas en el siglo XVI, a los que con motivo del concilio se unieron además los obispos exentos de Oviedo y León, “agregación que habría de ser fecunda en incidentes”, según un historiador.
Y es que Felipe II, en pragmática expedida en Madrid, reconoció las leyes emanadas de Trento como leyes de sus reinos, que habían de ser obedecidas, aceptadas y cumplidas por todos sus súbditos. En consecuencia, los Concilios provinciales no tenían otra finalidad que, revestidos los acuerdos tridentinos con fuerza de leyes, tratar de su adaptación, ejecución y cumplimiento en las distintas provincias eclesiásticas, diócesis y parroquias. Una aceptación asumida sin oposición por el pueblo, a excepción de los Cabildos catedralicios que creyéndose lesionados en sus privilegios, no disimularon su oposición frontal, lo que motivó la mediación del propio monarca.
Los prelados asistentes a las sesiones celebradas en Salamanca fueron, además del aludido arzobispo, los obispos de Plasencia, Astorga, Salamanca, Badajoz, Ávila, Lugo, Tui, Ciudad Rodrigo, Zamora, Ourense, Mondoñedo, León y Oviedo, asistiendo también como representante del rey el Conde de Monteagudo.
Sería el día 8 de septiembre de 1565, día de la Natividad de la Virgen, que Sala-
manca celebra bajo la advocación de su patrona la Virgen de la Vega, cuando tuvo lugar
en la catedral de esta ciudad la solemne sesión de apertura del concilio provincial
compostelano, con la asistencia de quince obispos y el aludido conde de Monteagudo, representante de Felipe II
Los documentos elaborados para la provincia compostelana sirvieron de
modelo para otras regiones como Aragón. Todos los implicados (obispos, cabildos,
ciudades) mostraron gran interés en la preparación del concilio, unos porque deseaban la aplicación de Trento, otros porque la temían.
En suma y según Jaime Justo (2004) “los concilios provinciales españoles de aplicación de Trento serán, en cierto modo, el resultado de una obra colectiva de la corona y de los obispos reformistas”.
1783.- D. José Cornide, en carta de esta fecha, comunica a D. José Pardiñas Villalobos que la Academia de la Historia pasó a sus manos un extenso Catálogo de Héroes y hombres ilustres de Galicia, que a aquella docta corporación dirigiera D. Antonio Rioboó y Seixas.
1858.- Los reyes de España salen del palacio de la Coruña en carretela descubierta dirigiéndose a la pradera de Puente Gaiteira, donde la reina inaugura los trabajos del ferrocarril, cuyas obras no empezaron hasta el 19 de septiembre de 1864.
1885.- Visita del Sr. Castelar al Liceo Brigantino de A Coruña