19 septiembre, 2024
Y otra leyenda se nos fue… y ni mucho menos hablamos de cualquiera. Hablamos de un héroe, de hecho, hablamos del «Héroe de las Noches Mágicas», un apodo que Salvatore ‘Totò’ Schillaci se ganó a base de memorables actuaciones que hacen que hoy lloremos el fallecimiento de un jugador que no solo hizo soñar a Italia, sino a todo apasionado del balón que se precie.
Totò, uno de los grandes íconos de la azzurra, falleció este miércoles a los 59 años tras una dura batalla contra el cáncer. Con su partida, el mundo del fútbol despide precisamente a ese gran héroe del Mundial de 1990, un torneo celebrado en la propia Italia y en el que brilló como máximo goleador y llevó a la selección italiana hasta las semifinales.
Schillaci llegó a aquel Mundial como un jugador casi desconocido, suplente en el equipo, pero en solo siete partidos logró conquistar el corazón de los aficionados con sus seis goles, que llevaron a Italia al tercer lugar del torneo, cayendo en las semifinales frente a la Argentina de un tal Diego Armando Maradona. Su instinto goleador, su energía inagotable y su capacidad para aparecer en los momentos cruciales lo convirtieron en un símbolo del fútbol italiano y, sobre todo, en un héroe nacional.
Nacido en una familia modesta en Palermo, Schillaci luchó desde sus inicios en el Messina hasta su salto a la Juventus y al Inter de Milán. En su carrera, Totò fue mucho más que un goleador: encarnaba la perseverancia, la pasión y el sueño cumplido de un niño que pasó de pastelero y vendedor ambulante a estrella internacional. De hecho, su éxito en aquel Mundial de Italia 90 lo llevó a ser reconocido como el segundo mejor jugador del mundo ese año, solo superado por Lothar Matthäus.
Su legado sin duda va más allá de los títulos que ganó o los goles que anotó, y es que, tal y como todos recordamos con especial cariño hoy, este representaba la esperanza de todo aficionado que sueña con que, en un abrir y cerrar de ojos, cualquier desconocido puede convertirse en leyenda. «Adiós, Totò», escribió la propia la selección italiana en sus perfiles en redes sociales, despidiendo a quien será recordado por siempre como el héroe que hizo soñar a toda una nación.
El que, además, levantó del asiento y sacó una sonrisa a los amantes del balón al margen de su procedencia.
Ahí te dedicamos esta nuestra humilde cúspide, Totò. Y por supuesto, gracias. No solo en Italia te aman, en Compostela también y jamás te olvidaremos. Qué pronto nos dijiste adiós, demasiado…