4 julio, 2024
El protagonista de esta sección es un veterano luchador en la defensa de los intereses de la clase trabajadora. Hace tres años fue reelegido para otra «legislatura», y antes sustituyó en el cargo al mítico Suso Seixo, peleón donde los haya, en pro de los que se sienten oprimidos por la (para ellos) detestable patronal. La denominada Confederación Intersindical Galega es el brazo armado en las empresas del nacionalismo, se siente cercana al Bloque y es mucho más radical en las demandas que los otros sindicatos, CCOO y UGT. Aunque, a la hora de reivindicaciones políticas, casi siempre se ponen de acuerdo en lo principal: ganar la partida al odioso capitalismo. Dicho esto, sorprende el último episodio de la CIG tras casi cuatro años judicializado. El alcalde Sánchez Bugallo aprobó en su día una reivindicación histórica de la plantilla del concello compostelano, en especial de policías locales y bomberos, que reclamaban un plus por trabajo en sábados, domingos y festivos. Frente a lo que parece normal, los nacionalistas se negaron y llevaron a los tribunales el asunto. Ahora han recibido el varapalo de una sentencia en contra, como debe ser. ¿Es normal que un sindicato se posicione frente a las aspiraciones de los trabajadores? El mundo al revés.