3 septiembre, 2024
Poco debería ser capaz de sorprendernos por parte de Nicolás Maduro, pero lo cierto es que la reciente orden de arresto emitida contra Edmundo González, líder opositor, vuelve a poner el foco en cómo la justicia venezolana ha sido instrumentalizada por completo para perpetuar la persecución política.
González, al que se le imputan los cargos de presunta usurpación de funciones, forjamiento de documento público, instigación a la desobediencia de leyes, conspiración, sabotaje a daños de sistemas informáticos y asociación para delinquir, no compareció tampoco las tres veces que lo ha citado la fiscalía general hasta el momento, alegando que no ofrece garantías de seguridad a su integridad física, algo más que comprensible visto lo visto.
Porque ya no es que hayamos asistido a lo que a todas luces fue un proceso electoral completamente manipulado, sino que la radicalización del régimen es cada vez más palpable, derriba cada día una nueva puerta y cruza otra línea y redobla sus esfuerzos en ejercer la represión y el miedo.
Por suerte, esto parece algo ya imparable, tal y como demuestra el movimiento y los ánimos de buena parte de un pueblo venezolano que ya ha dicho ‘basta’ al régimen chavista y no parece dispuesto a dar un paso atrás.
Pero claro, el problema es que el régimen tampoco… Eso, y que siguen contando con un aparato represor bien engrasado y un sistema judicial que actúa al servicio del poder y no del pueblo. Se vienen curvas,