8 agosto, 2024
El tan anunciado regreso del ex president Puigdemont abría diferentes escenarios de cara a lo que podría suceder y cómo transcurriría la jornada de ayer.
Como de costumbre, la realidad supera a la ficción o, en este caso, superó absolutamente todas las hipótesis. Porque dentro de todos esos escenarios pocos podrían haberse imaginado un esperpento como el protagonizado por un Puigdemont que hizo que su performance dejase en segundo plano una sesión de investidura que no pudo ni detener ni boicotear por mucho que lo intentó.
Eso no quita que el de ayer vaya a ser recordado para siempre como un ridículo histórico por parte de las fuerzas policiales catalanas, encarnadas por unos Mossos d’Esquadra que ayer evocaron en ocasiones a la labor que podría haber llevado a cabo un grupo de alumnos de Loca academia de policía.
Intentaron detenerlo, pero no lo consiguieron. Sí, así lo explicó el cuerpo en un comunicado de prensa para explicar el ‘Operativo Jaula’, que echó el cerrojo por completo a la urbe barcelonesa y a toda la comunidad catalana en busca del propio Puigdemont.
Controles, retenciones kilométricas en las carreteras, apertura de maleteros… Y ni así.
Antes de eso, tampoco hizo falta que el ex president tirase de trucos de David Copperfield para burlar de nuevo a los agentes, ya que lo único que hizo al finalizar su discurso fue caminar e irse.
¿Cómo puede desarrollarse de manera tan nefasta un operativo que lleva gestándose días y días?, ¿alguien buscado por la justicia anuncia dónde y cuándo exactamente y las fuerzas policiales no pueden hacer más?, ¿no lo han encontrado o es que no lo quieren encontrar?
Demasiadas preguntas y una única respuesta: ridículo policial histórico.