19 septiembre, 2024
No confíes en la política, ni en nadie que participe de este turbio juego o espera decepciones. Es una sentencia clásica y de sobra conocida por casi todo el mundo, por pesimista que parezca.
Y aunque los más idealistas puede que tengan algo que añadir y quieran rebatir esta realidad, lo cierto es que la propia clase política consigue reafirmarla cada vez más día tras día y, en este caso, en tiempo récord.
Porque Keir Starmer, primer ministro británico, apenas acaba de instalarse en Downing Street y le ha faltado tiempo para enfrentarse a su primer escándalo, bautizado por la prensa como el «Wardrobegate».
En el centro de la polémica, la recepción de regalos personales, valorados en alrededor de 118.000 euros en los últimos cuatro años. Entre ellos destacan unas entradas para un concierto de Taylor Swift por 4.750 euros, gafas de 2.800 euros y trajes de alta gama.
Gran parte de estos obsequios, según señalan varios medios, provienen del millonario Lord Waheed Alli, quien ha contribuido con más de 830.000 euros al Partido Laborista en las últimas dos décadas. La relación entre Starmer y Alli, y el acceso especial que el millonario ha tenido a la misma Downing Street, ha despertado duras críticas, en especial por parte de los conservadores, que exigen una investigación por parte de la comisión de estándares parlamentarios.
Este escándalo ha dejado a Starmer y su esposa, Victoria, en el punto de mira de la prensa, con fuertes críticas por el aparente distanciamiento de la realidad económica que viven muchos británicos y, la verdad, no es para menos…