1 abril, 2024
Ya lo tenemos aquí y bien venido sea, el nuevo periódico que la capital de Galicia tanto necesitaba. Ha nacido el Diario de Santiago, para beneficio de sus ciudadanos y lectores en general. El Diario de Santiago llega como un ave Fénix que resurge de unas cenizas, que no eran tales, sino brasas ocultas en el rescoldo de unos cenicientos medios de comunicación. Faltaba que alguien soplara y, por fortuna, se decidieron a dar el paso las personas adecuadas para hacerlo. Resurgió la llama. Ahora solo falta que todos soplemos un poco, para mantenerla y aumentarla. Santiago, ciudad más que milenaria, atesora un grado de religiosidad y de demás culturas de singular relieve, como acreditan reconocimientos internacionales, tales como “Patrimonio de la Humanidad “, “Faro Espiritual de Europa “ y otros. Los caminos del mundo aquí son “el camino “, designación suficiente para entender que estamos refiriéndonos al Camino de Santiago, por donde transitan peregrinos de todo el universo para dar el abrazo al Apóstol, o cumplir otras exigencias espirituales y culturales.
El Diario de Santiago llega como un ave Fénix que resurge de unas cenizas, que no eran tales, sino brasas ocultas en el rescoldo de unos cenicientos medios de comunicación
De todo ello sale una consecuencia de vital importancia que marca el paso de sus habitantes, quienes, con orgullo, hablan de su universidad y su catedral, como símbolos y amalgama de religión y cultura. Ahora bien, para elevar el nivel cultural de un pueblo se precisa dar a conocer sus grandezas y sus valores. Y esto requiere una información permanente y fidedigna. Esto es, en gran manera, cuestión de un buen periodismo. Un periodismo de calidad, comprometido con la verdad y no con la voz de su amo, como ocurre tantas veces. Se proclama que el periodismo es el cuarto poder. Yo añadiría un quinto que es el periodismo bueno, que practica la verdad informativa, con rigor y con independencia, para hacer llegar al ciudadano la noticia, con libertad, sin miedo, para informar, de lo que ocurre, duela a quien duela. Esa es la clase de periodismo que viene escrita en el ideario del nuevo Diario de Santiago. Renace la esperanza. Larga vida al Diario de Santiago.