
30 noviembre, 2024
Aunque siempre se suelen dejar los agradecimientos para el final, me gustaría hacer una excepción y aprovechar la oportunidad que me brinda el Diario de Santiago para reconocer el apoyo de un buen amigo para dar visibilidad al XII Simposio Internacional de Lipodistrofias que se celebró en Santiago hace unos días.
La grasa corporal o tejido adiposo en realidad no es un tejido sino un órgano, y en concreto, un órgano endocrino, es decir, que sintetiza y secreta sustancias que actúan a distancia sobre otros tejidos y órganos, más allá de su bien conocida función de almacenamiento eficiente de la energía. El título de este escrito busca llamar la atención sobre posibles malos entendidos acerca de lo que supone tener mucha o poca grasa en el cuerpo. Si el exceso de tejido adiposo, que no es otra cosa que la obesidad, supone generalmente un problema de salud que se relaciona estrechamente con otras dolencias como la diabetes y la enfermedad cardiovascular, tener poca (o ninguna) grasa puede, en ocasiones, ser enormemente dañino. De eso van las lipodistrofias, un conjunto grande y heterogéneo de patologías del tejido adiposo que se caracterizan por un insuficiente desarrollo de los adipocitos (las células principales de este órgano) o por su desaparición, lo que con frecuencia conlleva graves complicaciones, a veces mortales. El término procede del griego “lip(o)-, λίπος” (grasa), “dys-, δυσ” (dificultad) y “troph(íā), τροφία” (alimentación o desarrollo). Son enfermedades raras, es decir, poco frecuentes, aunque yo prefiero llamarlas huérfanas. Huérfanas porque no conocemos bien sus causas y mecanismos, y porque no tienen cura.
Este simposio fue organizado, y ya va por su duodécima edición, por la Asociación Internacional de familiares y afectados de lipodistrofias, AELIP, con la colaboración de mi grupo de investigación del CIMUS, la UETeM. En él hemos tratado de tocar, sino todas, sí la mayoría de las cuestiones relacionadas con las lipodistrofias, no solo desde una perspectiva cientifica, sino involucrando directamente a los protagonistas, es decir, a las personas que las padecen y a sus familias.
He de decir que hemos sido afortunados ya que todos los ponentes, llegados algunos de distintos países del mundo como el Reino Unido, Francia, Italia, Portugal, Turquía y Taiwan, lo han hecho de forma altruista, sufragándose sus propios gastos, cosa poco habitual en los tiempos que corren.
En este simposio hemos abordado aspectos de ciencia básica, relacionados con las causas y mecanismos de estas enfermedades, de las dificultades de identificar nuevos genes, de la complejidad para entender los mecanismos, o de la importancia de los ratones modificados genéticamente para intentar, no solo comprender mejor por qué se pierde el tejido adiposo o por qué aparecen ciertas complicaciones, sino como modelos pre-clínicos de nuevos tratamientos como la terapia génica.
En esta línea, la Prof. Sofía Sánchez-Iglesias nos mostró nuestros últimos hallazgos sobre los mecanismos que explican la aparición de lipomas (tumores benignos del tejido adiposo) en algunos de los pacientes con lipodistrofia parcial, algo que siempre nos ha resultado enigmático; la Prof. Giovanna Lattanzi del CNR en Bolonia, nos adelantó sus hallazgos en relación al papel del receptor de la aldosterona en el desarrollo de la grasa en las personas con lipodistrofia debida a variantes en el gen LMNA, una de las más “frecuentes”, algo que abre nuevas vías para entender la función de las hormonas esteroideas en la distribución peculiar de la grasa en estas patologías. Para entender la complejidad que implica la búsqueda de nuevos genes responsables de estas enfermedades, la Dra Isabelle Jerú, de la Universidad La Sorbonne en París, nos deleitó con un relato de lo que ella definió como “peregrinaje”, con un elegante guiño al Camino de Santiago, a la hora de identificar un nuevo responsable de lipodistrofia, el gen EPHX1. Continuando con la ciencia básica, Silvia Cobelo, futura doctora de mi grupo, nos mostró como nuestro ratón transgénico de la Encefalopatía de Celia desarrolla un hígado graso muy grave y que sin embargo no evoluciona a cirrosis, como puede suceder en los seres humanos. Este hallazgo podría aportar pistas de como tratar esta complicación en las personas con lipodistrofia, como un excelente modelo pre-clínico. Más interesante si cabe fue la charla del Prof. Justin Rochford, de la Universidad de Aberdeen en Escocia, en la que expuso la primera terapia génica en un modelo de ratón con lipodistrofia generalizada, con resultados realmente esperanzadores. El Dr Santana del Complejo Hospitalario Insular Materno-Infantil de Las Palmas de Gran Canaria nos puso al día en las nuevas técnicas de secuenciación génica.
En la vertiente eminentemente clínica, la Prof. Ni-Chung Lee de la National Taiwan University y el Prof. Saif Alyaarubi, de la Sultan Qaboos University en Omán, compartieron con los asistentes las peculiaridades de las lipodistrofias de causa genética en sus respectivos países, poniendo en evidencia como condicionantes geográficos (el aislamiento insular) y culturales (la endogamia) explican la prevalencia inusual de determinados subtipos de lipodistrofias genéticas. Nuestro grupo también aportó una actualización exhaustiva de las lipodistrofias parciales familiares, a cargo de la Dra. Teresa Prado Moraña, y el Dr. Everardo Díaz expuso como las nuevas técnicas de ecografía nutricional podrán ser una herramienta muy útil en el diagnóstico de estas dolencias. En cuanto al enfoque terapéutico, se habló de dieta a cargo de la nutricionista María González, del abordaje quirúrgico por parte del cirujano plástico del CHUS, Dr. Iván Couto, y del tratamiento con el único fármaco aprobado para el tratamiento de las lipodistrofias, la metreleptina, a cargo de la Dra Liliana Fonseca del Centro Hospitalar Universitário de Santo António en Porto.
Los pacientes y sus familiares tuvieron un papel protagonista con emotivos testimonios de Artur de Medeiros (Brasil) y Rafaela Núñez (Huelva). Angels Andreu presentó el libro “Celia, una Princesa poco frecuente”, un relato muy bien ilustrado para acercar a los niños la realidad de las personas que padecen una lipodistrofia. No podíamos pasar por alto el enorme impacto psicológico que las lipodistrofias tienen sobre las personas que las padecen, con el consiguiente estigma social. En este sentido, el Prof. Baris Akinci de la Dokuz Eylul University School of Medicine de Izmir (Turquía) puso en valor la información que los pacientes aportan a los médicos para destacar las denominadas necesidades no cubiertas, y el Dr. Miguel Ruiz, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, avanzó los primeros datos del estudio sobre calidad de vida que estamos llevando a cabo en colaboración con AELIP.
Como anfitrión me correspondió abrir y cerrar el simposio. En la conferencia inaugural decidí hablar sobre envejecimiento y progeria. Las progerias o síndromes de envejeciendo acelerado suelen cursar con una pérdida de grasa. En Ciencia no es infrecuente que determinados supuestos se acaben aceptando como dogmas, algo que nunca debería suceder (los dogmas son solo para las religiones). En este sentido, y de una forma algo provocadora, traté de cuestionar que realmente lo que se consideran cuadros de envejeciendo prematuro realmente no lo son. En mi charla de clausura hice un recorrido histórico sobre las lipodistrofias, que se remonta a finales del siglo XIX, con el objetivo oculto de ponerle cara y nombre a los científicos relacionados con ellas. Vivimos en un tiempo de superficialidad donde la gente conoce a la perfección a deportistas y cantantes, pero no tienen ni idea de cuantos premios Nobel hubo en España ni cuales son las cuatro letras de la vida. Aunque esto no es nuevo.
Como broche de oro tuvimos la oportunidad de otorgar el Premio “Celia Carrión Pérez de Tudela” de Investigación en Lipodistrofias al catedrático de Medicina y Bioquímica Clinica de la Universidad de Cambridge (RU), Sir Stephen O’Rahilly. El Prof. O’Rahilly, que impartió una magnífica conferencia sobre el tejido adiposo en situaciones de salud y enfermedad, es uno de los más destacados científicos del mundo en Endocrinología y cuyas contribuciones al conocimiento del metabolismo humano han revolucionado este campo, sobre todo en lo referente a la obesidad, la diabetes y las lipodistrofias. Debo destacar el hecho de que el que haya aceptado venir a Santiago invitado por una modesta asociación de pacientes y un pequeño laboratorio del CIMUS da idea de que no lo estamos haciendo del todo mal. Decía el inventor estadounidense Thomas A. Edison que “el genio es un 1% de inspiración y un 99% de transpiración”. Nuestro grupo de investigación tiene, a veces (pocas), algo de inspiración, pero sin lugar a dudas transpiramos, y mucho, y de esto doy fe.