31 mayo, 2024
Estoy desesperado, no acierto a convencerle de lo contrario, tal vez porque yo mismo dudo. Ciertamente no es normal que a un barrio como éste hayan venido a vivir, casi de golpe, tres negros, cinco rumanos, dos parejas y un trio de «gaytibies», como él les llama. Además de los tres sudamericanos.
Don José Ramón, ha sido toda una personalidad, gran jurista según algún colega, amigo de sus amigos y hombre muy familiar. Y creyente?…¡a carta cabal! Con decir que hasta que no consiguió la nulidad canínica no se sintió en paz consigo mismo y no dejó de decir que la perrita era tan irrenunciablemente suya como de su ex mujer. Y de nada le valió que el Juez del divorcio le diera a ella la custodia del animal. Un vínculo como ese, decía con voz cavernosa, no se rompe así como así…¡Años! tardó, en conseguir de la Rota Romana la nulidad canónica de su matrimonio, al parecer rato y no consumado. Pero, para alguien de principios como él, la ruptura del vínculo sacramental con la única mujer de su vida no podía menos que extinguir finalmente, por igual, su idílica relación con la caniche, que por entonces ya se había muerto.
Así fue siempre mi Don José Ramón (JR para los amigos) firme y claro: un escritor, Cervantes; un héroe, El Cid; un torero, Manolete y España, francamente, el mejor país del mundo. Yo lo admiré desde que le oí decir «única nación capaz de producir juristas de la talla de Castán Tobeñas o Vallet de Goitisolo, cuyos nombres, por sí solo…» Oh! qué maravilla, si hasta en verso hablaba enarbolando el Wisky y un habano. Qué reuniones en esta misma casa, cuando él era el Decano del Colegio de Abogados, digno heredero de Pedrol, como le decían.
Pero, la verdad, desde que fracasó el matrimonio y el dinero que le sacó la mujer, las cosas han ido regular. Y, para colmo, ahora se ha enzarzado con todos los vecinos, odia a los «gaytibies» denuncia a los rumanos que son músicos callejeros y le meten mucho ruido o espía a los negros, que unos días son islamistas y otro parecen camellos, como los sudacas.
Y yo, de chico para todo, total por dos perras gordas, que si no fuera por la total que me sacó con su amigo Juez, q.e.p.d. ni llegábamos a fin de mes. Y él, nada, que se sigue creyendo el de antes. ¡Estoy como un chaval!, dice. Pero muchos chavales ahora no trabajan y él todo el día dale que te pego ¡pa na!
¡Bueno!, ya estamos otra vez:
– Que no, José Ramón, que los nuevos son también colegas tuyos, los del segundo sólo llevan sindicatos libertarios y asociaciones sin ánimo de lucro, pero ¡a lo grande!. Visten a su manera, pero no son okupas, hombre.
-No sé, no sé …
– Los del quinto han puesto placa en el directorio del portal anteayer, pone Abogad@s porque son tres mujeres y un hombre, raro, pero abogad@.
-¡Ya, ya! Y ¿los del bajo?
– Están montando un macrodespacho u oficina para una asociación llamada Heroínas del Derecho, pero no creo que sean pro legalizacion de las drogas, yo he visto collarines. Será tráfico.
-¡Narcotráfico!. ¿Has visto entrar o salir a alguno de los negros o a los panchitos?
– ¡Que no!. Parecen muy metidas en Turno de Oficio y por los carteles que ponen, algunas son de una especie de sección femenina, para que tú lo entiendas, de los afectados por la Mutualidad del Socorro.
– Estos, lo que son ¡todos! del puto J2, de los cojones. Unos radicales antisistema. Lo que nos faltaba, ¡mecasoensoria!
– Pero José Ramón, a ti, a estas alturas, no te convendría que la Seguridad Social os meta en el RETA y que te pasen una pensionzuca para retirarte un poco ¡hombre de Dios!.
– Dios, es lo que no hay aquí. A ver si quitan los impuestos y podemos sacar nuestro dinero de la Mutualidad libremente, como el sol cuando amanece; que ese es nuestro único problema, que no nos dejan sacarlo los políticos y todavía nos vamos a quedar sin nada, por culpa de estos HdP que quieren hundirnos, con lo que hemos ganado en los últimos veinticinco años.
– ¿Quiénes?
– La Mutualidad, hombre. La Mutualidad ¡somos todos! ¡Hay que mandar cartas a todos los despachos! ¡que se enteren de lo que está pasando!. Es que tú, Manuel, no entiendes nada, no sabes lo que es una profesión liberal, el prestigio del mutualismo corporativo, ni el orgullo de cantar en el coro del Colegio o de ser líderes en el sector asegurador.
-Pues la verdad es que, visto así… Yo, eso no.
– Y no eres consciente del peligro que representan estos vecinos. Este contubernio heterogéneo y, sin embargo, casi ninguno heterosexual; que simulan ser abogados y nos ponen cerco a nosotros, aquí, en nuestra propia casa. Fingen que quieren resolver problemas, pero ¡quiá! Son una amenaza terrible.
-Pero ¿por qué?.
Porque ya no quedan Jueces, ni Fiscales, ni Decanos, ni Abogados, solo la esperanza en la Mutualidad y en la amnistía para sus dirigentes. Todos estos, que nos están poniendo cerco poco a poco, no son más que bolcheviques y podemitas disfrazados que quieren acabar con nosotros…¡contigo, y conmigo!
(Sollozó).
Pues de ahí no hay quien le saque ¿qué puedo hacer yo?