26 junio, 2024
Dicen que quién tiene un amigo tiene un tesoro y es algo muy cierto. Ana María Briogos nos ha dejado…. Se ha ido como dicen en un minuto cuando una enfermedad le comunicó que en ese instante, en ese momento, y de esa manera en que se van algunas personas. Todos, más tarde o más temprano, nos tenemos que ir… Pero no para siempre sino en el recuerdo en esa imagen que todos tenemos de un familiar que ya no está.
Desde sus viajes por los distintos lugares geográficos conoció desde muy joven a la que ha sido su pareja, su amigo y al cual seguramente le contaría sus secretos y eso mismo lo demostró no en una obra ni en un artículo ni en una página que como su propio titulo Pasión Viajera fue un testimonio totalmente vivo de todas sus experiencias las cuales conocimos gracias a sus distintas obras, pero con un mensaje en común, la humanidad al contar algo cuando se rodeaba no solo con sus hijos sino con todas aquellas personas que conoció.
Recorriendo los países que quizás estaba muy lejos de su intención conocer como Irán, La India o Estados Unidos han formado una aventura narrativa. Un lugar importante lo ocupan sus padres…. No estamos ante una biografía al uso sino ante mucho más pues como han hecho otros autores Briongos desarrolló una línea argumental muy bienvenida en estos momentos momento en todas sus obras. Sus trabajos los podemos desarrollar como unas memorias en donde se encuentran todos los géneros. Desde sus noches en Calcuta o sus distintas conversaciones con el profesor gallego José Paz hasta su encuentro con el sanscritista Óscar Pujol o con la profesora Silvia Oliver y esos encuentros en distintas ocasiones con Gonzalo López Nadal con quien tenía pensado visitar las tierras gallegas acompañados no de una persona sino de varias con las que hablar de la curiosidad y de la vida hasta el reencuentro con el periodista catalán Tomás Alcoverro quien visitó Santiago de Compostela y disfruto como Ana María de la Vida. Y viajaba constantemente a los Estados Unidos junto a un pequeño viaje del que por distintos motivos tuvo que volver, hablamos de Japón. Mucho antes se reunió con unos y con otros en el tren para ir a Palma de Mallorca o a Calcuta donde se encontraría con la Obra de Tagore y al mismo tiempo con ese mundo que se maneja entre el Mal y el Bien. No hablaremos de sus obras, pues de todos son conocidas. En cierta ocasión alguien nos dijo que sus padres habían muerto y éstos dejaron a sus hijos para que tuvieran las fuerzas suficientes para seguir con sus vidas. En su caso ha sido algo parecido a lo que le sucedió a su madre con la que seguramente se habrá reencontrado. Al escribir estás líneas, breves, y apresuradas, seguramente nos estará mirando con esos ojos abiertos y llenos de curiosidad siendo ésta una de sus muchas virtudes y le faltaba Galicia a donde quiso venir y tenía muchas ganas, pero no pudo ser…