1 abril, 2024
El reciente accidente sucedido en EE.UU es una dolorosa advertencia sobre la fragilidad de la infraestructura moderna y la necesidad de una vigilancia constante en su mantenimiento. Este trágico suceso, nos recuerda que incluso las estructuras que consideramos sólidas y confiables pueden estar sujetas a fallos inesperados, con consecuencias devastadoras para la seguridad pública y la vida de las personas.
En momentos como estos, es crucial que las autoridades responsables realicen investigaciones exhaustivas para comprender las causas subyacentes del accidente y tomar medidas adecuadas para prevenir que ocurran tragedias similares en el futuro. Esto implica no solo reparar o reemplazar la infraestructura dañada, sino también implementar protocolos de inspección más rigurosos y sistemas de monitoreo avanzados para detectar cualquier señal de deterioro o debilidad en la construcción.
Además, el accidente del puente de Baltimore nos insta a reflexionar sobre la importancia de la inversión continua en infraestructura y el compromiso de asignar los recursos necesarios para mantener nuestras carreteras, puentes y otras obras públicas en condiciones óptimas. La negligencia en este aspecto no solo pone en riesgo la seguridad de los ciudadanos, sino que también puede tener un impacto económico significativo y socavar la competitividad de una región o país en el ámbito global.
Con todo esto presente, solo cabe hacerse alguna que otra pregunta… ¿Estamos preparados en Galicia para afrontar emergencias similares en nuestras infraestructuras? Con algunos puentes con más de 50 años de antiguedad, ¿Son seguros todos ellos? La respuesta a estas preguntas pasa por la implementación de protocolos y el trabajo exhaustivo de expertos en materia, que puedan anticiparse en un alto porcentaje a cualquier posible incidencia grave.
Tirando de hemeroteca, podemos recordar cómo en enero de 1998 el Discover Entrerprise acabó empotrándose contra el puente más icónico de Ferrol, el de As Pías, que cruza la ría y une Fene y Ferrol, con tal violencia que dejó un enorme destrozo de unos 100 metros en el viaducto y obligó a su reconstrucción. Más reciente fue el derrumbe de parte del puente de Xunqueira de Espadanedo (Ourense), que se produjo como consecuencia de un defecto de construcción de esta infraestructura levantada en el siglo XIX.
Tan solo estos dos ejemplos nos obligan a estar alerta y precavidos ya que estos accidentes pueden suceder en cualquier momento y la prioridad ha de ser siempre el evitar la pérdida de vidas humanas.