
26 junio, 2025
Expresión de un asistente: “Los acomplejados del Gobierno central y el concello compostelano carecen de respeto hacia la principal institución de Galicia, que es la Xunta. Qué poco sentidiño”. Nada que objetar. Muy mal rollo se ha visto en lo que debiera ser una apoteosis de las tres administraciones, Madrid, Galicia y el concello. Décadas esperando este día y –perdonen la expresión- “la cagan”.
Se acaba de inaugurar una infraestructura de primer nivel, orgullo para la capital, aunque haya sido con una veintena de años de retraso. Pero al fin es una realidad tangible y ahora se trata de usarla y disfrutarla. Agua pasada no mueve molino.
Pero… alguien de relevancia ha faltado a la cita: el representante legítimo de la voluntad popular expresada en las urnas. O sea, el presidente gallego Alfonso Rueda o persona en quien delegara.
La miseria mental, el complejo de inferioridad o lo que sea –la mente da para mucho- no ha tenido la delicadeza protocolaria de fijar una fecha para poner de acuerdo a las tres partes, y pasó lo que pasó: la Xunta estuvo ausente en un acto de tanta significación.
Los antecedentes apuntan a un despropósito miserable, mezquino, digno de acomplejados o fruto de la polarización extrema a la que nos lleva la clase política. Desconsideración hacia la autoridad legítima en la autonomía, ignorancia protocolaria y falta del respeto debido al dictamen de las urnas.
Estar en manos de mediocres es lo que tiene. No ponen en la balanza la legitimación de los demás para acaparar ellos solos el protagonismo. Con el agravante de que en la nota oficial sólo se citan las cifras aportadas por el gobierno de Madrid para hacer posible esta infraestructura y ni un solo dato sobre lo presupuestado por la Xunta.
¿Se atreverían tanto el PSOE como los nacionalistas a hacer lo mismo en Cataluña o el País Vasco? Menospreciar el Estatuto de cada Autonomía es para ellos sagrado; solo cuando ejercen en la oposición hacen lo contrario de lo que predican.
En fin, es lo que hay para nuestra desgracia. Contaba un ilustre gallego, que pasó a la historia por conseguir para nuestra tierra recursos y prestigio, que la grandeza de un político en actos de gobierno es respetar a los oponentes, porque en cualquier momento puede ser al revés. Precisamente, la alternancia en la ocupación de responsabilidades políticas es la principal base de la democracia.
Aquí, ni el Secretario de Estado de Transportes ni la alcaldesa compostelana han estado a la altura. Qué pena, penita pena. O porca miseria, que dirían en Italia.