17 septiembre, 2024
El hijo mayor de la princesa Mette-Marit de Noruega continúa en el foco de la polémica en lo que ya a estas alturas bien podríamos calificar como toda una espiral autodestructiva por parte del muchacho.
Repitiendo en esta sección, Borg fue arrestado el pasado agosto en Oslo tras agredir a su pareja bajo la influencia de alcohol y drogas, lo que desató la primera gran ola de críticas. Si bien el joven admitió sus problemas de adicción y prometió retomar su rehabilitación, pocos meses después, nuevas imágenes comprometedoras volvieron a cuestionar su sinceridad. En estas, aparece con un arma en una mano y una botella de champán en la otra, acompañado de fajos de billetes y ostentosos accesorios de lujo, algo que no hizo sino exacerbar la crisis de imagen de la monarquía noruega.
Pero claro, el caso es que el escándalo no termina ahí y a este se van sumando cada vez más episodios. El último ha tenido lugar recientemente, y es que Marius fue detenido de nuevo, esta vez por quebrantar una orden de alejamiento que tenía impuesta por una de sus exparejas.
El motivo del quebrantamiento habría sido una llamada telefónica realizada a través de un número oculto, algo que este tendría prohibido. El díscolo joven pasó la noche en el calabozo mientras la Policía registraba su piso y, según reportó el medio noruego TV2, durante el registro, los agentes encontraron armas ilegales y drogas, de las cuales el hijo de la princesa noruega negó saber la procedencia.
El silencio de la Casa Real noruega en medio de estos escándalos no hace más que aumentar la indignación pública, que demanda explicaciones y acciones concretas, mientras el joven, ya erigido desde hace tiempo como la auténtica oveja negra la propia familia, no parece hacer sino repetir un patrón de conducta realmente preocupante, más allá del daño reputacional para la Corona.
Además, tal y como destacamos en este diario en su momento, quizás lo más alarmante es la percepción que se tiene de él dentro de la propia familia. Según fuentes cercanas, Borg no muestra arrepentimiento y continúa con una vida de fiestas y excesos a pesar de lo que expresó apenas un mes atrás.
De igual forma, y también tal y cómo destacamos en este diario anteriormente, si dejamos a un lado la alta alcurnia puede que solo hablemos de un joven con problemas que necesita ayuda, pero para eso uno tiene que dejarse ayudar.
Y no, por desgracia (y cada vez más) no parece que Marius esté por la labor de hacerlo.