7 junio, 2024
Ya en el siglo XII tenemos noticia de como el monasterio de Moraime, históricamente ligado al Puerto de Mugia, era lugar de tránsito para peregrinos, como indica la confirmación de 1119 de su coto y límites jurisdiccionales por el rey Alfonso VII (otorgadas originariamente por Alfonso VI) después de la destrucción del cenobio por los almorávides. La reconstrucción se justifica por la importancia del monasterio en la atención a los peregrinos: “proficiat ad victum et sustentationem monachorum, pauperum et hospitium seu peregrinorum advenientium”. Este no es un detalle menor o un formalismo, pues la gran mayoría de las donaciones a monasterios no establecían como objetivo la hospedería de pobres y peregrinos, estando situados los que incluía tal condicionado en rutas de peregrinación.
Adeline Rucquoi, en relación a este hecho, considera que: “La concentración de hospederías en tres regiones, Galicia, Asturias y a lo largo de la antigua vía romana que unía León, Astorga y Lugo, permite además aventurar la hipótesis de que la inmensa mayoría de los viatores ultrapirenáicos llegaba al santuario apostólico por vía marítima”. Que los más antiguos textos del Monasterio de Moraime incluyan esta referencia habitual al acogimiento de peregrinos sustenta la idea de que la ria de Camariñas fuese ya un lugar de llegada y partida entre los siglos X y XII, hecho que explica también la pervivencia del topónimo “Albergaría” hasta hoy.
Aunque fue el puerto de La Coruña el que, a partir del siglo XIII, se convirtió en el más importante centro de recepción para las peregrinaciones marítimas desde el Norte de Europa, Violeta Miraz Seco nos recuerda como “todos los caminos que van desde los puertos gallegos a Santiago transitados por los peregrinos ingleses, son caminos de peregrinación y, por tanto, habría un camino de peregrinación inglés que podríamos llamar “menor” desde cada uno de esos puertos a los que los peregrinos llegaban independientemente de las razones de su arribada”. Así, por la Vía Céltica, debieron transitar aquellos que desembarcaban en la ría de Camariñas (en Mugia, Camariñas, Cereixo y Ponte do Porto, o en las “Arenas Mayores”) pero también en Malpica, Barizo, Corme o Lage y otros puertos o arenales de la costa de Bergantiños.
Y así, el 6 de septiembre de 1457 el papa Calixto III concede a la iglesia parroquial de Mugia “tres años y cuarenta días de indulgencia por espacio de veinte años, a cuántos fieles visiten dicha iglesia de Santa María en ciertas fiestas litúrgicas, frecuentada también por los peregrinos que se dirigen a Santiago de Compostela y contribuyan con sus dádivas a la reparación y restauración de sus edificios”.
Aunque el actual estado de las pesquisas no desvelaran testimonios concretos de llegadas por mar a la ría de Camariñas, la importancia portuária de Mugia es evidente a través de las referencias en los frecuentes pleitos entre la vecinanza de Mugia y el Monasterio de Moraime, después de que Alfonso XI otorgase en 1346 fuero a ese puerto, o incluso en los pleitos entre los propios puertos de Mugia y Camariñas por los derechos de carga y descarga en la ría. En un pleito entre las dos localidades en 1539 se evidencia la importancia del tránsito marítimo:
“entre los vºs de la vª de Camariñas (…) y los de la vª de Mugia ubo pleito e diferencia sobre la jurisdicion e rria della y sobre la premynencia de en qual de los lugares abia de aver la carga y descarga de los nabios e naos que benian a los dichos puertos y de que manera se abian de tomar las belas y en qual de las villas abian de descargar.”
En realidad, desde tiempos antiguos, los puertos de Mugia y Camariñas se complementaban, pues, en función de los vientos, los barcos atracarían en uno u otro lado de la ría: con vientos del Sur para Oeste, Mugia sería preferible; en tanto que con vientos de Norte para Oeste, Camariñas serían mejor opción. Posiblemente por eso, la competencia por los derechos de carga y descarga también enfrentó al mismo tiempo al Monasterio de Moraime con los vecinos del puerto de Mugia, que en ese momento reivindicaban estar:
“en posesion de besitar todas las nabes e nabios y bajeles que en la dicha Ria surgen asta llegar a tierra firme y las liçencias de descargas y carga de la dicha Ria y Arena Mayor … donde llega el agoa salada de mar … hes de la dicha Villa de Mugia … y para cargar y descargar las mercadorias debe pedir licençia para azer la tal carga o descarga a la justicia e Regimiento e vecinos de la villa de Mugia.”
En la época de estos pleitos el puerto de Mugia era lugar habitual de recalada de la flota, incluso durante el episodio de la “Armada Invencible”. El 2 de julio de 1588, Hieronimo Lippomano, embajador de Venecia en España, informa al Senado de la República sobre como el puerto de Mugia es utilizado como punto de encuentro y abastecimiento para la flota que se dirigía a las costas británicas:
El 14 de este mes, mientras la Armada estaba a la altura del Cabo Fisterra, se enviaron notícias a Su Majestad, y junto con ellas escribí a Vuestra Señoría para dar cuenta de nuestro viaje hasta esa fecha. Después de eso, partimos para encontrarnos con los galeones que fueron ordenados para esperar por nosotros en Mugia, un puerto a cuatro leguas del Cabo; en parte para recibir a bordo algunas provisiones y suministros que el gobernador de ese Reino (Galicia), el Marqués de Cerralvo, debía preparar para nosotros, llegamos hasta la isla de Cesarga [Sisarga].
Si reparamos en las vistas panorámicas de las rías de Lage y Camariñas realizadas por Pedro Teixeira entre 1622 y 1632 para el Rey Felipe IV como parte de la Descripción de España y de las costas y puertos de sus reynos, evidencia como los puertos de Lage, Corme, Ponte do Porto, Camariñas y Mugia estaban repletos de naves, especialmente los dos últimos. En la descripción de la vista del “Puerto de Mugia”, Teixeira indica cómo “Es esta ría de Camariñas la más hermosa de toda esta costa, por tener muchos puertos, segurísimos de todos tipos.”
El mapa recoge, en el fondo de la ría, el lugar do Porto y la Ponte do Porto, con presencia de algunos navíos, así como los puertos de Camariñas y Mugia, con vários buques fondeando de ellos. Si las imágenes pueden ser discutidas como licencias artísticas, el texto y la mención “de todos los tiempos” no deja lugar a otras interpretaciones que no reconozcan la importancia de estos puertos.
Finisterre tuvo una rada operativa en el siglo XII hasta mediados del siglo XX que era una referencia obligada en un Camino desde las islas británicas para aprovisionamiento y refugio, como lo documentó el geógrafo ceutí Abu Abdallah Muhammad al Idrisi en su libro “Recreo de quien desea recorrer el mundo”, de 1154.
En 1654, el sacerdote austríaco Gunzinger escribe en su diario de viaje que: “…Finisterre no es grande, sin embargo tiene un puerto”. Y José Cornide, en 1785: “Esta villa y puerto tienen una ensenadita resguardada por el Cabo de Poniente y Norte”. El plano de la ensenada de Fisterra hecho en 1879 por el comandante del cañonero Pelícano, Emilio Díaz Moreu, nombra con toda precisión la playa que sirvió de parada como El Porto. Esta playa es la de A Ribeira y se encuentra entre la Casa de la Cerca y el Castillo de San Carlos.
El puerto de Corcubión, según la historiadora Elisa Ferreiro Priegue, no se documenta en las cartas y portulanos de Benincasa, Vesconte, Bianco, el Anónimo Mallorquín y Cresques en los siglos XIV y XV, algo que sí se hace con el puerto de Cee , en un portulano de 1313 y en otro de 1375 y también en una guía de navegación italiana fechada en Venecia en 1400, apareciendo por vez primera el nombre de Corcubión en un documento de 1457 con la forma Corcobión, y en otro portulano de 1598 de Fernández Ojea, titulado, Descripción del Reyno de Galicia, ya con el nombre de Corcubión.
Es de general conocimiento que desde la Edad Media los balleneros vascos acudían a las pesca de estos majestuosos cetáceos a las costas gallegas. Uno de los puertos elegidos era el de Cayón, para participar en la costera invernal y en el que poder realizar las faenas de despiezamiento, fundido de grasa u obtención de sain y salazón, a cuyo efecto le arrendaban el puerto y las casas necesarias a don Fernando Bermúdez de Castro, Señor de la Casa de Montaos, y de la mencionada villa según un documento fechado en 1563.
Malpica fué uno de los puertos balleneros más notables de las costas gallegas, habiendo ya constancia de su actividad en el siglo XVII, de la mano de marineros vascos. La existencia de la villa aparece ya documentada en el s. XIII, cuando todavía estaba bajo jurisdicción del arzobispado de Compostela, manteniendo las obligaciones por concejo todavía en el s. XV. En 1547, aunque con apenas 60 vecinos, Malpica contaba también con un hospital. Delante de Malpica se alzan las islas Sisargas, cuyo nombre, se ha apuntado, podría derivar de Caesaricas, en las que vários autores situaron las Aras Sextianas, citadas por Plinio (el Viejo) y Ptolemeo. En la Sisarga Grande hubo una ermita bajo advocación de Santa Mariña.
El puerto natural que forma la ensenada de Barizo, vigilada por el castro del mismo nombre, fué utilizado históricamente como lugar de acogida para barcos. Así lo recoge, todavía en el siglo XIX, José Montero y Aróstegui y en la famosa obra Arte de Navegar publicada en 1699 por el Cosmógrafo Mayor de Portugal Manoel Pimentel se describe lo que erróneamente llama “Porto de Querés” (en una corrupción del nombre de la parroquia de Cores) del siguiente modo:
“Ao Sudoeste da Ilha de Cefarga cousa de huma legua está o porto de Querés, onde podem entrar navios de toda a forte. Na ponta de Leste da entrada desta barra ha algumas pedras, de que vos desviareis, costeando a banda de Oeste de mais perto que a de Leste, ou entrando por meio canal: estando de dentro, dareis fundo em 6, 7, 8, ou 9 braças perto de huma Aldeia de pescadores, que fica da parte de Leste do porto.”
El puerto de Corme como Barizo, junto con Cee y Mugía, aparecen referidos como puertos de importancia en los primeros portulanos del siglo XIV, en el Mapa Portulano de Pietro Vesconte (1313); en el Mapamundi de Cresques (1375) y en el Mapa de Grazioso Benancasa de Ancona (1467).
Hasta mediados del s. XX, Ponteceso sirvió como puerto de mercancías, aprovechando la navegabilidad del estero del Anllóns que, en el pasado, era posible hasta muy cerca de S. Fins de Anllóns. En los mapas de Mercator (1633) y Fernández Ojea (1634) aparece todavía “Anllons”, pero com posterioridad empieza a aparecer la denominación “Cessio” (Rossi, 1694). La importancia viaria del lugar, como evidencia el propio topónimo: Ponteceso sugiere la existencia de un “ponte com censu(m), esto es, un censo o tributo de paso; todavía hay quien haya querido ver un ponte(m) caesu(m), ‘puente cortada’, menos probable”.
El puerto de Lage con la imponente Iglesia de Santa María A Nova o de la Atalaya que servía de vigía y de protección ante posibles ataques a la población, aparece referida como Laia en portulanos italianos del año 1560 y el el plano la ría de Corme y Lage de Pedro Teixeiras del año 1634.
Nuestra percepción actual de lo que es un puerto nos impide hacernos una idea de lo que sería un puerto en la Baja edad media, gracias a la tecnología actual con acceder al mapa Ortofoto Costa de 1946 podemos trasladarnos de inmediato al Medievo donde podemos ver que los puertos no eran más que bahías o ensenadas naturales abrigadas de los vientos predominantes que aprovechaban las playas como fondeaderos y rampas para la estiba y desestiba de los Barcos.
Gracias a los múltiples pleitos de los habitantes de Muxía con el Prior del monasterio de Moraime por el uso de la Playa de los Muiños o de Area Maior como puerto de desembarco de las naos para evitar la Justicia de Muxía (la ley decía que la justicia de Mugia abarcaba hasta donde llegaba el agua salada) al fondear los barcos en la playa en seco técnicamente no estaban sobre agua salada por lo que la jurisdicción recae sobre la justicia local más cercana a los intereses de Moraime.
Así, de facto la playa de Muiños o Area Maior era el puerto de Moraime, donde desembarcaban aquellos peregrinos que según el documento fundacional del Monasterio debían acoger. En Santa María de Muxía también lo harían los que desembarcaron en Muxía, en Santa María de Xaviña a los que desembarcaron en Camariñas y quizás en la ensenada de la Basa, en Santiago de Cereixo a los que bajaban en el Porto de Cereixo, y en San Pedro de Leis de Nemancos los de la Playa de Area Grande de Leis.
Lo mismo ocurriría en los otros itinerarios donde se situaron iglesias y conventos de acogida en puntos estratégicos en los que convergía después de desembarcar en un puerto habilitado, un puerto natural, una playa de Area Maior, un fondo de ría o cualquier punto propicio donde los barcos arribaban a merced de los vientos y las mareas o bien de las circunstancias y sus conveniencias.