26 junio, 2024
La Torre de Hércules, el único faro romano y el más antiguo del mundo en funcionamiento, logró hace 15 años la declaración de Patrimonio de la Humanidad, un reconocimiento que la blindó junto a su entorno «por los siglos de los siglos».
El 27 de abril de 2009 y a las 18:26 horas, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) declaró en Sevilla que la Torre de Hércules sería Patrimonio Mundial por su «valor universal excepcional» al ser un sitio «que debe ser protegido para el beneficio de la humanidad».
«Fue un momento de gran tensión porque se había retrasado la decisión y, en vez de ser por la mañana, nos dijeron que sería por la tarde porque había discusión, empezamos a tener muchas dudas, ese receso nos puso muy nerviosos e incluso cundió un poco el pánico, aunque nunca dudamos de que llevábamos una buena candidatura», repasa con EFE el alcalde de A Coruña de entonces, Javier Losada.
Las candidaturas españolas de aquel año eran la de la Torre de Hércules y otra conjunta de las minas de Almadén (Ciudad Real), junto con las de Idrija (Eslovenia) y San Luis de Potosí (México) que conformaban la ruta de la plata y el mercurio y que no logró el reconocimiento.
El miedo de la opción coruñesa era que «la Unesco estaba empezando a cambiar sus prioridades hacia países emergentes» y que «muy pocas candidaturas de monumentos han pasado el trámite a la primera».
No obstante, Losada recuerda que contaba con el apoyo del Gobierno, con los ministros de Cultura que vivieron todo el proceso entre 2007 y 2009, el coruñés César Antonio Molina primero y Ángeles González-Sinde después, y de toda la ciudad.
«Teníamos una gran candidatura con una torre bimilenaria, que tiene muy documentada su creación como romana entre los siglos I y II y también sus diferentes rehabilitaciones. Es curioso que a pesar de que en sus inicios fue un faro defensivo, luego nunca tuvo que ver ni con guerras ni con invasiones, siempre funcionó como faro de orientación», agrega.
La idea de convertir la Torre de Hércules en Patrimonio de la Humanidad empezó en 2007, con una serie de planteamientos para conseguir «una candidatura muy cívica, una candidatura de ciudad» con eventos como un concierto de campanas o una marcha cívica con miles de personas desde María Pita al faro.
Entre estas ideas, se hermanó al faro coruñés con la Estatua de la Libertad de Nueva York, en un acto en la ciudad estadounidense, con lo que se convirtió en la única torre del mundo con este estatus.
«Hicimos muchas iniciativas que entonces fueron novedosas, como la instalación de una Torre de Hércules digital que la gente pudo abrazar, y muchas actividades que generaron una ilusión colectiva», continúa Losada.
Cuando logró el reconocimiento de la Unesco, el entonces alcalde, que estaba en Sevilla con una delegación con todas las fuerzas políticas del Ayuntamiento, recuerda que se emocionó mucho y lloró.
«Es una cosa que muy pocas ciudades tienen y trasciende al reconocimiento de ciudad y el desarrollo turístico. Además, todo un entorno natural como es el de la Torre de Hércules queda blindado por los siglos de los siglos», prosigue.
Fueron dos años de trabajo que finalmente obtuvieron sus frutos y quedaron para el recuerdo con una placa en latín, que tradujo José Manuel Pose, que luego fue delegado del Gobierno, y que instaló Losada en el faro en un acto junto con los otros dos alcaldes que tenían entonces Patrimonio de la Humanidad en Galicia: la muralla de Lugo, con José López Orozco, y la zona histórica de Santiago, con Xosé Sánchez Bugallo.