12 septiembre, 2024
La nueva película del cineasta coruñés Simón Casal, ‘Justicia artificial’, plantea una inquietante pregunta: “¿Podría la sociedad española disfrutar de un sistema judicial racional, justo y ordenado controlado por máquinas?”, cuestiona el director. El filme, que se estrena hoy viernes, explora los riesgos de confiar la justicia a un algoritmo, abordando temas que llevan al espectador a reflexionar sobre el impacto de la tecnología en la moralidad y la legalidad.
Protagonizada por Verónica Echegui, Alberto Ammann, Tamar Novas y Alba Galocha, la cinta no solo indaga en la viabilidad de un sistema judicial controlado por inteligencia artificial (IA), sino que también expone sus limitaciones. “Igual que se puede corromper a un juez, se puede hackear un algoritmo”, advierte Casal.
Ammann, quien también reflexiona sobre los peligros de automatizar la justicia, es tajante en su posición: «Una IA jamás podrá hacer justicia», asegura el actor a EFE. Aunque reconoce que la inteligencia artificial puede ser útil para agilizar tareas administrativas, como ocurre en la actualidad debido al colapso del sistema judicial, sostiene que «a la hora de impartir realmente justicia una máquina no podría hacerlo. Nuestro futuro no puede depender de ello».
El actor también advierte sobre los riesgos de delegar el poder de la democracia en una IA: «La tecnología tiene que estar al servicio del ser humano, no al revés».
Por su parte, Casal destaca que aunque los sistemas de IA podrían ser útiles para resolver problemas burocráticos, es crucial no ir más allá. ‘Justicia artificial’ es la evolución de un documental previo del director sobre este mismo tema, en el que entrevistaba a jueces, filósofos e investigadores, información que le sirvió como base para elaborar el guion.
El problema, según Ammann, radica también en quienes desarrollan esos algoritmos. «Es como cuando aceptas las cookies de una página web, desarrollarán la inteligencia artificial en base a nosotros y nos juzgarán en base a lo que somos», comenta. Esto implica que los algoritmos podrían estudiar nuestros comportamientos, preferencias y hasta nuestras fotografías.
Echegui añade otro matiz inquietante, recordando que en Estados Unidos se utiliza un algoritmo llamado COMPAS para predecir la reincidencia de criminales, el cual ha sido criticado por su sesgo racial. «El algoritmo no es más fiable que cualquier humano sin preparación», señala, subrayando que ciertas decisiones críticas «no se deberían automatizar».
En la trama del filme, una IA llamada Thente se está probando para su implementación en tribunales, y la jueza Carmen Costa (Echegui) juega un papel crucial al comparar su criterio con las decisiones que toma el algoritmo. Paralelamente, el Gobierno está impulsando un referéndum para aprobar el uso de esta inteligencia artificial en el sistema judicial, asegurando que ayudará a automatizar y despolitizar la justicia. Sin embargo, la desaparición de la creadora de Thente y las crecientes sospechas de Costa amenazan con poner en jaque el plan gubernamental.
«La película pretende hacer reflexionar sobre los peligros de aquello que estamos creando. Somos nosotros quienes estamos aceptando que otros rijan nuestras vidas», comenta Ammann, quien cree que si se realizara un referéndum hoy, una «gran parte de la población diría que sí».
Echegui, además, revela que para interpretar su papel contó con la ayuda de una jueza de La Coruña, experiencia que describe como “enriquecedora e interesante”. La actriz destaca cómo la jueza «realmente se preocupaba por las consecuencias de sus decisiones sobre los demandantes y los acusados», lo que añade una dimensión humana crucial en la historia que plantea la película.