
2 noviembre, 2025
El BNG ha acusado al Gobierno autonómico del PP de “reventar” los estándares de habitabilidad mediante una contrarreforma incluida en la ley de acompañamiento de los presupuestos de 2026, que permitirá la construcción de “minipisos” de apenas 38 metros cuadrados para familias.
La portavoz de Vivienda del BNG, Alexandra Fernández, considera que esta modificación busca “favorecer la especulación de promotores e inversores”, que podrán obtener mayores beneficios construyendo viviendas cada vez más pequeñas y con menores condiciones de habitabilidad.
Fernández señala en particular la propuesta del PPdeG sobre “alojamientos compartidos”, que tacha de “nuevo mecanismo especulativo” para reducir el tamaño mínimo de las viviendas de forma “absolutamente desproporcionada”, a pesar de presentarse como una solución habitacional.
Según la diputada nacionalista, con la nueva regulación los pisos podrán tener apenas 30 metros cuadrados, frente a los 40 metros exigidos hasta ahora. Así, las viviendas de un dormitorio pasarán de 45 a 31 metros cuadrados, mientras que una familia con hijos en una vivienda de dos habitaciones tendría que conformarse con solo 38 metros cuadrados, en lugar de los 56 actuales.
Además, estas promociones podrán ser privadas y la única diferencia con una vivienda convencional sería que la lavandería y el tendedero son comunes, y que debe existir un espacio comunitario que ni siquiera tiene que ser de uso exclusivo de los residentes.
Fernández critica que se trata de un “producto inmobiliario perfecto para especuladores”, y sostiene que esta política de precarización de la vivienda se alinea con otras medidas del PP que reducen las normas de habitabilidad en aspectos como iluminación, ventilación, altura o privacidad, permitiendo incluso transformar bajos comerciales que no cumplirían estos requisitos en viviendas.
Por todo ello, el BNG insta a la Xunta a dar marcha atrás en esta contrarreforma y a apostar por la adquisición de vivienda pública digna o por la movilización de los pisos vacíos, que en Galicia ascienden a unos 90.000 solo en las ciudades.