9 mayo, 2024
Se cumple en el presente año el 150 aniversario del nacimiento de Antonio Palacios ( O Porriño, 1874- Madrid, 1945 ), el arquitecto que surcó los cielos en los primeras décadas del siglo pasado, dejando principalmente en Madrid, ciudad que no sería la misma sin su aportación, y en Galicia la huella de su excepcional talento. Y para celebrarlo, han tomado la iniciativa el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, la Fundación Arquitectura y el Ayuntamiento de Madrid. Lo han hecho adelantándose pues la primera actividad de peso fue la exposición, “ Antonio Palacios. El rumor de la historia, el ruido del tiempo”, que se inauguró el pasado mes de octubre en los espacios del COAM y que hemos visto recientemente en A Coruña. Como también y en ese reconocimiento al arquitecto, el Museo de Pontevedra organizó el 4 y 5 de este mes , el simposio “Antonio Palacios. Obra y legado,” y dedica un espacio en las salas de la colección permanente a mostrar pinturas y dibujos del arquitecto que forman parte de sus fondos. Continuarán las revisiones a lo largo del año 2024, dirigidas a rehabilitar su figura desdibujada por el paso del tiempo y a dar a conocer con mayor profundad al arquitecto y su obra.
Santiago de Compostela fue una ciudad de referencia para Palacios; escribió sobre la grandeza de su arquitectura al encontrar en ella y en su fisonomía de granito la huella de la historia y la máxima representación de un pasado glorioso que personaliza en el Pórtico de la Gloria; además, es sede de una de las primeras obras que lleva a cabo en Galicia: el Pabellón de Recreo Artístico e Industrial ( 1908), ubicado en la Alameda; Compostela, será años después escenario de una idea visionaria que no llegaría a concretarse: el Proyecto de Reformas y acceso a la catedral desde la rúa de Galicia ( 1932), por el que el Ayuntamiento de Santiago y en reconocimiento a su generosidad acuerda nombrarle en 1933, Arquitecto Mayor Honorario de la Ciudad de Santiago de Compostela, siendo alcalde en aquellas fechas Raimundo López Pol.
Palacios vivió intensamente los acontecimientos que marcaron la sociedad de su tiempo; formado en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid y sin perder el contacto con su tierra, ahonda en el conocimiento del arte, de la arquitectura histórica sin renunciar a las etapas y corrientes que conoce y asimila; nada le es ajeno: el clasicismo griego, el románico, el gótico, los periodos del renacimiento, barroco o neoclásico; la sezession vienesa, el art noveau, la arquitectura monumental de la City de Londres, las construcciones campestres inglesas o los rascacielos norteamericanos. Al ser un hombre de inmensa cultura y curiosidad sus fuentes de inspiración son infinitas y se revelan en esencia en sus proyectos que participan de la integración de materiales diversos: hierro, piedra, cerámica, y en los que suelen participar escultores, ceramistas y canteros; sin embargo, mas allá de influencias y conocimientos se sobrepone su poderosa personalidad.
Galicia recoge esas inquietudes y fue territorio de experimentación aunque también de continuidad en ciertos aspectos con la tradición y de ensalzamiento de los valores geográficos y paisajísticos, de entendimiento de la esencia de ciudades, villas y pueblos; laboratorio en el que experimentó y puso a prueba sus intuiciones entendiendo su complejidad y personalidad atlántica.
De su legado en forma de construcciones civiles, religiosas, esculturas y monumentos, una gran parte se puede visitar; entre algunas de las obras y como homenaje sugerimos la visita a las creaciones que se encuentran en su villa natal de O Porriño, realizadas a comienzos del siglo XX : A Fonte do Cristo ( 1904-1905 ), las Escuelas Fernández Areal (1904-1905), la Botica Nova ( 1909 ) y el edificio para el Concello ( 1919-1924). Mondariz, imprescindible tiene en su ADN la huella del arquitecto, y se evidencia en todo el conjunto y esencialmente en el Pabellón de la fuente y planta de embotellado, (1908-1909).
En Baiona, en el Monte de san Roque se alza como simbólico mirador al oceáno, “ A Virxe da Roca ( 1910-1930 ), todo un ejemplo de la vocación escultórica de Palacios. En Nigrán, el Templo Votivo del Mar ( 1932-1937 ) y en O Carballiño,, el Templo da Veracruz ( 1943 ) son los ejemplos de sus propuestas para Galicia en cuanto a construcciones religiosas. Y en las inmediaciones de la villa de Noia, en un paraje de insólita belleza, sobresale la Central Eléctrica del Tambre ( 1924 ) situada entre el cauce del rio y la montaña; Palacios ideó una catedral tecnológica, de lenguaje historicista, vacía en su interior dispuesta para alojar turbinas y máquinas que vistas ahora parecen grandes esculturas pintadas, objetos casi sagrados que establecen un diálogo con el espacio exterior y mantienen el reto con el entorno circundante y realizado este contenedor en piedra de granito como la mayor parte de sus obras en Galicia.
Palacios utilizó el preciado material tan próximo e idealizado, en sus modalidades gris y rosa y que le vincula por siempre a su tierra como asimismo le une el compromiso adoptado a favor de la defensa de su cultura que demostró sin detenimiento. Y junto a los pintores Llorens y Álvarez de Sotomayor promovió las exposiciones regionales que en la segunda década del siglo pasado afianzaban una conciencia artística gallega.