25 junio, 2024
Fue la siempre clarividente –por inteligencia natural y exquisita formación académica- Cayetana Álvarez de Toledo la que acertó con la definición del “plano inclinado” para explicar lo que acontece ahora mismo y desde hace años en España entre las formaciones políticas de izquierdas y de derechas. “Me reafirmo. España no está condenada a ser siempre un tablero en el que la izquierda y los nacionalistas siempre juegan con ventaja. La superioridad moral que exhiben la izquierda y los nacionalistas es la gran anomalía española: no atiende a razones históricas, no respeta el presente y explica la degradación de la conversación pública y la fragilidad de nuestro sistema democrático. Por eso defiendo que la primera obligación del Partido Popular es dar la batalla cultural. Para acabar con la ficción, para restaurar la verdad, para nivelar el tablero.”
El entrecomillado, sintetizado en la Catilinaria III de la diputada popular, es recurrente argumento en sus intervenciones en las sesiones plenarias de las Cortes y parece haber sido ignorado una y otra vez por sus compañeros de partido, dadas las muestras de seguidismo que hacen, entre lo acomplejado y lo ingenuo, del relato que les llega desde la izquierda y contra el que son incapaces de luchar. Por negligencia, acomodación y acaso… falta de luces.
Tan a la deriva anda el PP nacional, que mientras Núñez Feijóo no encuentra una justificación cabal y Alfonso Rueda se descuelga con claras insinuaciones de que nunca haría lo mismo –para asombro general de la prensa “de derechas” de Madrid- nadie del PP alcanza en sus entendederas a explicar las razones de peso que están detrás de la condecoración que la presidenta madrileña, siempre al quite, hizo al presidente argentino con ocasión de su visita a título particular a la capital de España, en revuelo mediático alentado por la máquina de fango de La Moncloa, que no se extrañó cuando, antes que Milei, fueron otros los condecorados con idéntica distinción por parte de la Comunidad de Madrid.
Es pena que el PP siga aferrado a ese plano inclinado que le viene dado desde la pretendida superioridad de la izquierda y no sea capaz de contrarrestar un relato, el oficialista del Gobierno Sánchez, tan jaleado como mentiroso.
Rueda, que según la citada prensa tuvo “una ocasión inigualable de haberse quedado callado” al enjuiciar el comportamiento de su compañera de militancia Díaz Ayuso y, menos aún, dejar caer que él sí sabría lo que hacer en ese caso, olvida algunas cosas que quizá sus asesores debieran haberle hecho llegar antes de hacer juicios tan a la ligera y en línea con la propaganda del Gobierno. Primera, Milei es un presidente legítimo porque así lo quiso del 56 % del pueblo argentino, dato a tener en cuenta. En legitimidad y aceptación democráticas. Segunda, venció a una oposición cuyo mandato histórico a lo largo de décadas se caracterizó por una galopante inflación, la pobreza y la corrupción. ¿Acaso defiende Rueda y el PP al peronismo que privatizó Repsol?. Tercera, Milei es presidente de una nación estrechamente vinculada con Galicia a través de los gallegos allí residentes y con intereses sociales, culturales y económicos que es responsabilidad del Gobierno gallego cuidar, siquiera sea desde el mínimo y obligado respeto diplomático. Cuarta, es mentira que Milei haya atacado a una sola de las instituciones democráticas españolas. Su crítica fue, a título personal, contra una sola persona ajena a toda responsabilidad pública y luego de que le llamaran drogado…. y, anteayer, loco por el dóberman monclovita Óscar Puente ¿Tiene derecho a defenderse con el mero enunciado de hechos que ocupan las páginas de los periódicos españoles a diario?. Quinta, entrar al trapo del mensaje de La Moncloa no es sino seguir en el plano inclinado que tanto preocupa a la clarividente Cayetana y que es la única solución para que el PP salga de su dorada pero inútil oposición. Y sexta, tratar de demonizar a un dirigente extranjero de lazos sociales y económicos tan estrechos con este país por su mera cercanía a Vox, es sangrar por la herida de un no superado complejo que sigue atenazando a Génova.
Eso sí, para culminar el día, el presidente gallego ocupó parte de la jornada del día de San Juan con su presencia en la procesión del Corpiño lalinense, como se ve en la foto facilitada por la propia Xunta. Como en Roma, pan y circo.