7 agosto, 2024
Por decirlo en pocas palabras, Feito a Man denuncia, desde su concepción cultural, desarrollo sostenible, cuidada programación y hasta bajo presupuesto, lo que la municipalidad oficial es incapaz de hacer en Santiago con toda la cohorte de oficinas y funcionarios, dicen, dedicados a la mejor promoción social, cultural y turística de la ciudad, en su doble vertiente de disfrute para el ciudadano y proyección de imagen cultural a nivel nacional e internacional.
Feito a man, hay que añadir de inmediato, es una iniciativa de quince establecimientos de hostelería de la zona monumental – Camalea, Modus Vivendi, Atlántico, Chocolate, O Pozo, Casa das Crechas, Literarios, A Gramola, Borriquita de Belén, Xuntanza, Paraíso Perdido, A Reixa, Embora, Momo…a Rúa, y O Galo D´ouro– con la consciencia necesaria para darse cuenta de la exigencia cultural que implica la ubicación de sus negocios en marco tan absolutamente extraordinario como es una zona declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad. Para devolver a sus clientes de todo el año una cumplida satisfacción de gracias, y, por último, una declaración de intenciones de cómo quieren que sus establecimientos sean, más que abrevaderos de alcohol, lugares para el ocio y la cultura. Algo que la Xunta de Galicia, una vez más ciega, sigue sin entender, al prohibir en sus establecimientos los conciertos en vivo que durante el mes de agosto y por una veintena de días llevan ellos a las calles y plazas de la zona histórica, con cargo a sus propios bolsillos, bien que con subvenciones que, en el caso del Concello, vienen a ratificar el reconocimiento de su propia incapacidad para hacer algo semejante, y otras, de iniciativa privada, que vuelven a demostrar que la sociedad civil sigue siendo, en Compostela, el mejor de los paisajes.
Más de una veintena de años lleva constituida la Asociación Cultural Cidade Vella y casi otros tantos dando ejemplo de cómo lograr que las responsabilidades del presente sean consecuentes con las exigencias del legado recibido, sin que sea ni tan caro, ni tan difícil de organizas y sí, a cambio, con tan espléndido retorno desde la admiración y el aplauso ciudadanos.
De igual modo, y en una iniciativa que merece todos los elogios, la Sociedad Deportiva Compostela, el Compos de toda la vida, ha tenido la feliz iniciativa de ser consecuente también con lo que implica pertenecer a una ciudad de la relevancia cultural y patrimonial de Compostela, y ha dedicado la segunda de sus equipaciones a reivindicar el más antiguo y cultural oficio de la ciudad, la orfebrería y joyería, concretada en este caso en esa marca de fábrica que para Santiago representa el azabache, con un diseño que causará admiración allá por los campos por donde se encamine, con la cruz de Santiago estampada en el negro azabache del tejido deportivo.
No sólo eso, cada visita a los más importantes campos de fútbol de su división se acompañarán con un a modo de stand promocional que desde las plazas mayores de esas ciudades, muestre, además de la camiseta, el milenario oficio de los orfebres compostelanos, gracias al acuerdo suscrito con la asociación profesional. Una excepcional y poco costosa idea que, una vez más no alcanzan a comprender las autoridades municipales y autonómicas en su voluntarioso, dicen, afán de promocionar nuestra particular artesanía. ¡Y mira que es fácil!
Una vez más, también aquí como en el feito a man, la sociedad civil marca el paso a la oficialidad. Lástima que sea como pretender fraguar el hierro en frío.