15 octubre, 2024
Se supone que con más razones protocolarias que de convencimiento propio, correspondió al todopoderoso ministro Félix Bolaño el cometido de clausurar, el pasado día 5, una nueva edición del Foro La Toja-Vínculo Atlántico que cada año tiene lugar en la isla del mismo nombre, eso sí debidamente normativizado, bajo los auspicios del empresario gallego Amancio López Seijas, presidente de dicho Foro y del Grupo Hotusa.
Se señala que más protocolariamente que de plena convicción toda vez que el propósito del referido encuentro de debate quiere ser “un espacio para la reflexión y la defensa de los valores que definen nuestras sociedades democráticas… Unos valores que identificamos con la democracia representativa y con sociedades abiertas que tienen su fundamento en la libertad individual, la igualdad y la dignidad de las personas; en definitiva, con democracias liberales que creen en la división de poderes y el equilibrio entre los mismos, en la independencia de la justicia, en el pluralismo político, en la libertad de expresión, en el respeto a las minorías y en las garantías necesarias para evitar la arbitrariedad de los poderes públicos sobre la sociedad y sus integrantes”. Enunciado que a todas luces se escapa de la praxis del Gobierno de Pedro Sánchez en el que figura como pieza capital el propio conferenciante invitado a protagonizar tan discurso de clausura.
Pero, definitivamente, no era el mejor día para Bolaños. Si sus denodados esfuerzos para hacer valer ante tan selecto auditorio el, en sus palabras, prestigio internacional del Gobierno Sánchez y buen desarrollo de la economía española, refrendado por un tibio aplauso de cortesía que no ocultaba la disconformidad de los presentes con lo escuchado, más bochornoso resultó, según informó el digital TheObjective, su propósito de apuntalar su argumentación en lo que señalaba la prensa extranjera. Citó, a este propósito, un supuesto texto del periodista del Financial Times, Martin Wolf, que había intervenido justo antes que él y a quien endilgó, en su presencia, el recordatorio de que “hace dos meses Wolf escribió un artículo titulado Las otras victorias de España elogiando a nuestro país”.
Elogio que el citado periodista, sentado en primera fila, escuchó entre escéptico e incrédulo acaso culpando a la traducción simultánea-, por cuando la autoría del referenciado artículo no era de Wolf, sino de Janan Ganesh, de quien le separa, entre otras consideraciones, una diferencia de edad de unos treinta años.
Si el mal trago del ministro consistió en reivindicar la imagen internacional de su Gobierno justo días después de que The Economist se despachara con el más que crítico artículo contra Pedro Sánchez -“se aferra al cargo a costa de la democracia española”- y que circuló insistentemente por los corrillos de la cumbre, el patinazo en la cita de un ministro que tiene en su nómina a cerca de 400 asesores y altos cargos de libre designación harán que no se le olvide en mucho tiempo su presencia por tierras gallegas.
Eso sí, la nómina de asesores sigue a día de hoy, que se sepa, invariable e inasequible al desaliento.