La celebración fue el culmen de un año jubilar en el que las comunidades parroquiales del Salnés habían participado en charlas, encuentros y celebraciones penitenciales
19 octubre, 2025
La parroquia de San Ginés de Padriñán, en Sanxenxo, se convirtió este domingo en el corazón espiritual del Arciprestazgo del Salnés con la celebración del Jubileo, un encuentro de fe que reunió a más de un millar de feligreses procedentes de 99 parroquias y 17 concellos de la comarca.
La jornada comenzó a las cinco y media de la tarde con un tiempo de confesiones, en el que numerosos sacerdotes atendieron a los fieles que deseaban obtener las gracias jubilares. A continuación, tuvo lugar la solemne Eucaristía, presidida por el arzobispo de Santiago de Compostela, monseñor Francisco José Prieto Fernández, y concelebrada por veinticinco sacerdotes del arciprestazgo.
La celebración fue el culmen de un año jubilar en el que las comunidades parroquiales del Salnés habían participado en charlas, encuentros y celebraciones penitenciales. Durante su homilía, el arzobispo Prieto Fernández animó a los presentes a “seguir trabajando con alegría, siendo una Iglesia peregrina, cercana a los jóvenes, a los niños y a los enfermos”. Invitó además a los fieles a ser “artesanos de la vida y de la paz”, destacando que el cristianismo, en su esencia, “es un arte que cultiva valores y virtudes”.
El mal tiempo obligó a modificar los planes previstos para la procesión final, que en un principio iba a recorrer las calles de Sanxenxo acompañando a la imagen de la Virgen del Carmen. La lluvia impidió salir al exterior, por lo que la procesión se realizó dentro del templo, en un ambiente recogido y emotivo. “Nos vistió la lluvia”, comentaban algunos asistentes con resignada sonrisa, mientras portaban las velas encendidas que simbolizaban la luz del Jubileo.
Cada feligrés recibió una vela, una pegatina con el anagrama del arciprestazgo y una pequeña cruz elaborada de manera gratuita y generosa por un vecino, gesto que fue especialmente valorado por los organizadores. Al finalizar la ceremonia, el arzobispo bendijo una gran cruz conmemorativa, en representación de la unidad de todas las parroquias del Salnés.
La celebración concluyó con un ambiente de gratitud y comunidad. “Fue muy bonito, un día que nos unió a todos”, resumían algunos feligreses al salir del templo. La lluvia no empañó la emoción de un Jubileo que, más que una clausura, pareció el comienzo de una nueva etapa de compromiso y esperanza para la Iglesia del Salnés.