
15 abril, 2025
En Santiago de Compostela, la Plaza de la Quintana se ha ganado una fama especial debido a una leyenda que se remonta a siglos pasados. En el momento en que el día se apaga y la luz del sol se va, aparece una figura que toma la forma de un peregrino. La aparición, que ocurre entre la base de la Torre del Reloj y las puertas de la Catedral, es conocida como el peregrino fantasma.
Además, este rincón de la ciudad del Apóstol tiene una historia que ha alimentado la leyenda. Durante siglos fue un cementerio, un lugar de descanso eterno para los habitantes de la zona. Y no fue hasta finales del siglo XVIII que se cerró por falta de espacio. A partir de esa clausura, los relatos sobre la aparición del peregrino comenzaron a circular con fuerza entre los locales, creciendo con el paso del tiempo hasta convertirse en una parte inseparable de la identidad compostelana.
La figura, que parece vestirse con capa, sombrero y bastón, es en realidad una silueta formada por la combinación de luces y sombras de la columna que sostiene el cable del pararrayos. Pero cada misterio tiene una historia detrás, y el peregrino fantasma no podía ser la excepción.
Un trágico amor
Una de las leyendas más conocidas sobre la sombra fantasmal está vinculada a un obispo y una monja del Convento de San Pelayo. Profundamente enamorado de una monja del convento, el sacerdote decidía recorrer todas las noches un pasadizo secreto que conectaba la Catedral con el convento. Este túnel, que solo unos pocos conocían, le permitía llegar hasta su amada, a quien veía en secreto.
A lo largo de los meses, la pareja compartió palabras de amor y promesas a escondidas, ya que la vida enclaustrada de ella y las estrictas normas del convento impedían que pudieran vivir su amor en libertad. El sacerdote, cansado de esta situación, propuso a la monja un escape: fugarse juntos y empezar una nueva vida lejos de las restricciones que los separaban. Decidieron encontrarse en la Plaza de la Quintana a medianoche, donde el obispo, vestido con una túnica de peregrino para no levantar sospechas, aguardaría su llegada.
Sin embargo, la monja nunca llegó. La cita fue un fracaso, y desde entonces, se dice que, desesperado, acude todas las noches a la plaza para esperar a su amada, como si aún creyera que ella aparecería en algún momento. El peregrino que muchos dicen ver en la plaza, vestido con capa y sombrero, es la imagen de ese clérigo que, desde entonces no ha hecho más que esperar, noche tras noche, año trás año durante siglos, por un amor que nunca se confirmó.
La historia de Leonard du Revenant
La otra leyenda asociada al peregrino fantasma tiene sus raíces en el siglo XV, en tiempos en los que el Camino de Santiago era visto no solo como una peregrinación religiosa, sino también como un medio para redimir pecados. En aquella época, muchos criminales, al ser condenados por sus crímenes, podían obtener el perdón realizando el Camino como penitencia. Así fue el caso de Leonard du Revenant, un noble parisino que decidió asesinar a su padre para quedarse con su fortuna.
Leonard, quien era hijo de un afamado y rico noble, pensaba que al deshacerse de su padre podría apoderarse de la herencia sin mayores obstáculos. Sin embargo, al ser descubierto, el Duque de Borgoña decidió, en vez de condenarlo a muerte, asignarle como castigo el deber de realizar el Camino de Santiago. Leonard aceptó el castigo no por arrepentimiento, sino porque veía en ello la oportunidad de redimir su alma y, de paso, quedarse con la fortuna de su padre.
Durante su peregrinación, Leonard se enamoró de una joven que lo albergó en el Camino, pero ella ya estaba comprometida. En lugar de respetar los sentimientos de la dama, la arrogancia y el ego de Leonard lo empujaron a cometer otro crimen. En una noche oscura y solitaria, Leonard primero asesinó a su novio, y luego acabó también con su vida. Al enterarse de los hechos, las autoridades lo buscaron, y Leonard, temeroso de ser capturado y sentenciado a muerte, se disfrazó de monje franciscano para pasar desapercibido entre los pueblos.
Finalmente, Leonard llegó a Santiago, donde, agotado, decidió descansar al pie de la Catedral, esperando el perdón por sus crímenes. Esa noche, mientras dormía, soñó con su padre, quien le habló desde el más allá:
“Leonard, hijo mío, por mi muerte ya te he perdonado. Pero por los jóvenes que asesinaste, aún debes pagar. Hasta que no recibas su perdón, no podrás abrazar al Santo Apóstol”.
Leonard, horrorizado por la visión, intentó atacar a su padre con su espada, pero en un giro fatal, fue su padre quien lo atravesó con el filo. A partir de ese momento, Leonard quedó condenado a vagar por la plaza, esperando que las almas de las víctimas que había matado le concedieran su perdón.
Estas leyendas, transmitidas de generación en generación, siguen vivas en las historias que circulan en la ciudad. La figura del peregrino fantasma que puede verse cada noche en la Plaza de la Quintana, eco de mitos y tragedias medievales, siempre será una sombra que camina entre los misterios de Santiago.
No mes de xuño de 1982 o Parlamento de Galicia trasladouse provisionalmente ao Pazo de Fonseca, cedido pola Universidade de Santiago de Compostela. Parte das dependencias administrativas continuaron nos baixos do Pazo de Raxoi, cedidos polo Concello de Santiago de Compostela. En Fonseca, o Lexislativo galego estivo instalado entre xuño de 1982 e febreiro de 1989. Na foto, unha sesión no Parlamento. Fotos: AG e PG